domingo, 18 de septiembre de 2011

Los Amigos


Donde andarán los amigos de ayer....

Hace algún tiempo, después de una de esas etapas difíciles que uno pasa en la vida, me encontré con la necesidad de dar las gracias a un amigo que de alguna manera me rescató y esto fue lo que le escribí. Posteriormente he compartido con otros amigos ese mensaje y aunque le pertenece a él, ahora lo hago con ustedes quienes han venido convirtiéndose también en parte de mi vida. Se que él, mi amigo, no pondría ningún reparo en que así sea. Este fue mi mensaje:

Cuando chica me enseñaron que los amigos eran tesoros que uno encontraba en la vida.  Había que alcanzar algún mérito especial, sin duda, para dar con ellos. Pero no bastaba con encontrarlos. Había que después llevar a cabo un gran trabajo para conservarlos. En mi mente infantil todo ese largo proceso resultaba ininteligible, cuando para mí era tan sencillo como ir al parque, mirar a los ojos del primer niño o niña que estuviera como yo, colgado con la cabeza hacia el piso y las piernas enredadas en las barras del pasamanos, preguntarle si podía hacer otras cosas allí mismo o preguntarle si quería montar conmigo en la rueda o en los columpios. De ahí en adelante, las cosas se daban con una naturalidad tal, que no necesitaba uno de grandes esfuerzos, ni razonamiento alguno, para declarar a ese pequeño(a) desconocido(a) su amigo. Al final, después de un rato que podía tardar entre 15 minutos, hasta una o dos horas, podíamos salir riendo felices, abrazados y chupando sin asco alguno del mismo helado de chocolate que hubiéramos logrado comprar. A veces cuando llegábamos a casa, ni siquiera nos acordábamos que no le habíamos preguntado el nombre a nuestro nuevo amigo, pero sabíamos que lo era, podíamos fiarnos de nuestras emociones. Podíamos confiar en nuestra intuición, que nos indicaba que aquel mocoso que sabía compartir sus juegos, era así, sencillamente, un amigo. Esta era esa hermosa etapa de la vida, en la que tampoco existían los prejuicios de los colores, ni las formas, ni mucho menos las clases sociales, porque todos teníamos un mismo denominativo, éramos niños y en cuanto a los colores, el común a todos era que eramos niños color arco iris, con todas las tonalidades de éste en la sonrisa y la mirada, aunque los tonos de la piel, de los ojos, o del cabello fueran diferentes. Luego vino otra etapa, y en ella aprendí entonces, contra mi voluntad, a hacer diferenciaciones entre niños y niñas. Yo la había pasado tan rico trepando árboles, pateando piedras y pelotas, saltando tapias y jugando con tapas de gaseosa rellenas de cáscaras de banano, siguiendo la vuelta a Colombia en bicicleta, con metas volantes, que nosotros hacíamos a lo largo de los bordes de las calles, que tiempo no había tenido de reparar en la diferencia de sexos. Igual me daba simular hacer un chocolate en una olleta de juguete, para darle a mis muñecas que compartía con mi hermana o con otras niñas, que estar en los juegos con los niños. Claro, con ellos había mas acción y esto a mi me encantaba. Pero en esta nueva etapa, se empezaba a mirar con cierto recelo que una niña y yo lo era, anduviera trepada por los árboles del vecindario exhibiendo las prendas interiores. Yo parecía no haber sido dotada de esa llamada vergüenza y pudor, porque se me daba cinco andar como un chimpancé de rama en rama, mostrando todo lo que se alcanzara a ver. Decían que esos eran juegos de niños pero a mí me daba igual. El placer para mi era uno y disfrutaba igualmente mi amistad con los niños y con las niñas. Los niños no querían jugar con las niñas y a ellas tampoco les llamaba mucho la atención eso de mezclarse con ellos. Había cierta rivalidad, cierto sentido de competencia y de envidia, percibía yo. Y allí estaba yo en medio, sin querer abandonar ninguno de los bandos. Pero hubo un punto en el que me tocó tomar partido y no hubo mas remedio que irme del lado de las niñas, es que yo era una de ellas. La aceptación final de que esa etapa de juegos inocentes y desprevenidos había llegado a su fin, la determinó cierto día mi papá, como quien dicta una sentencia a muerte.  Venía de trabajar y estábamos todos en el patio de la casa jugando con agua. Con la manguera con la que se lavaba el patio nos echábamos agua unos a otros y reíamos como locos empapados de pies a cabeza. Ya nos habíamos despojado de la ropa que más nos estorbaba. Todos estábamos en prendas interiores únicamente y descalzos. Mi papá me llamó a un lado de todos y sin que ellos los supieran, me dictaba la sentencia, " A partir de hoy, tú no puedes estar jugando este tipo de juegos con los muchachos". Glup!  Qué falta había cometido yo?  Qué deber había olvidado para merecer ese castigo?  Me preguntaba yo.  Señaló luego mi papá, como queriendo responder a esas preguntas que yo no atinaba a articular " Mira tu pecho, estás empezando a crecer como una mujercita y esos dos botoncitos, son tus senos que empiezan a tomar la forma como los de una mujer. No está bien que te andes exhibiendo así desnuda." Click. Punto final, un si señor, bajar la cabeza y salirme del juego. Ese día sin comprenderlo y sin querer aceptarlo, tuve que decirle adiós a mi infancia y empezar a recorrer un nuevo camino como mujer adolescente, donde hubo muchas dificultades que sortear. Había diferencias mil, no solo de sexo. Nací también al mundo de los prejuicios; ya no se era más amigo del primero que apareciera a ofrecerte un chuponcito de su helado de chocolate. Y de esta etapa que pareció mucho más larga que la anterior, quedaron lastimaduras. Ya me había olvidado por completo de las rodillas raspadas, de los codos pelados, de las narices rotas en todas esas primeras aventuras de infancia. Las heridas de esta etapa parecían más profundas. Eran heridas por dentro. Eran lastimaduras hechas al "ser" y no debido al hacer. Entonces se nos descalificaba fácilmente y se nos llamaba brutas, tontas, plásticas, taradas, feas, gordas, flacas, enanas, largas, etc etc.  De la misma manera se descalificaba a los muchachos. Entonces hacer amigos, no era algo tan sencillo como cuando eramos niños. Había que pasar por una serie de requerimientos para poder llegar a llamar a alguien "amigo", o ser aceptado como tal. Sin embargo, un muchacho con un suéter bonito, que nos gustaba y acababa de comprar un nuevo disco, podía convertirse por cierto tiempo, en un amigo. Es que entonces, las amistades pasaban por temporadas. Eran los amigos del colegio, con los que nos cruzábamos en las salidas de clase, en los buses de ir y volver del colegio, o los amigos del barrio con los que había que lidiar a veces y que se convertían en eternos perseguidores, en busca de "algo" que no teníamos bien claro que era, pero sabíamos que poseíamos y que era lo que ellos buscaban. Los amigos de las vacaciones, cuando íbamos a casa de nuestros primos y eran amistades que no permanecían mas que en nuestra memoria afectiva por un tiempo más prolongado, porque los asociábamos con las delicias de las aventuras pasadas en casa de los tíos. Y hubo más y más amigos, todos ellos tan pasajeros, porque al final, solo estaban para los ratos de juego, de diversión, de placer. Mas allá de eso, la vida se había transformado en un lugar lleno de ambivalencias, de dualidades. Había entonces ratos de soledad, de tristeza, de dudas, de cuestionamientos y de angustias existenciales y esos amigos no estaban para entonces. Luego vino entre todo esto, una nueva etapa.  Una etapa en la que se hizo un gran descubrimiento. En medio de las crisis aparecía de pronto uno de esos amigos, que salían del montón y se hacía solidario con tus experiencias y compartía contigo las suyas. Y de esa aventura afectiva empezaba a surgir una nueva amistad a la que dábamos el nombre de noviazgo. Estábamos enamorados. Esto era finalmente el amor!!! Y casi sin darnos cuenta, de esta etapa pasamos a una nueva, llena de responsabilidades, donde de la noche a la mañana nos descubrimos metidos en el mundo de los adultos y hasta con hijos. Pero allí si que resultaba mas difícil encontrar verdaderos amigos.... Parecía ser que a medida que uno se hacía mayor, lo que ganaba en conocimientos de la vida, le hacía perder la inocencia y la capacidad de creer, de confiarse en el otro, de poder compartir el mismo helado de chocolate, independientemente de quien lo comprara. Sí, claro, tenía algunos encantos la adultez.  Ya mi papá no pertenecía más al mundo que me imponía sus normas, pero había pasado a ser una especie de fantasma que guiaba y juzgaba mis actos. Y era un juez duro, implacable, rígido. Ya hacer amigos no era tan fácil. Con todo y esto, la vida continuó y  esa etapa de los amores también pasó. La muerte esta vez fue quien decidió cuando había concluido. Para entonces, yo miraba a todos los puntos cardinales, para saber hacia donde dirigir mi corazón y mi vida, cuando me sentía sola y sin rumbo y con un hijo bajo mi responsabilidad, a quien cuidar y guiar, cuando yo misma no sabía siquiera hacia donde dirigirme. Sólo intente llevarlo por un camino con corazón....  Ya no había amigos de la infancia, ya no había árboles que trepar, estos se habían transformado en muros infranqueables y hubo momentos de mucha desazón y de angustia, intentando armar el nuevo rompecabezas de la vida. El tiempo para entonces, pasaba a un ritmo mucho mas rápido y los años se transformaban en días y los días  casi en segundos. Hubo salidas, soluciones. Siempre las hay. Unas más acertadas que otras, pero siempre las hay. Vinieron muros más difíciles de trepar entonces; con la muerte vinieron también las enfermedades y las nuevas amenazas de muerte. La vida se había transformado en un lugar casi hostil. No me resignaba en medio de todo a perder la calidez que mantenía viva de mis épocas de infancia y me dediqué entonces a los niños. Me rodeé de ellos. Viví a expensas de ellos por unos cuantos años más. Ellos me daban vida, ilusión, confianza, me devolvían una sonrisa a cambio de una caricia. Me pagaban con amor el entenderlos, el tratar de mostrarles que la vida podía ser un lugar mas vivible y que se podía mirar hacia el mundo de los adultos con mayor seguridad y confianza. Y la vida continuó la marcha y yo en ella. Hasta llegar al día de hoy. O al de ayer? o al de antier?  Un mundo en el que a veces, menos mal que es sólo a veces, uno se encuentra en un callejón sin salida y cuando se da la vuelta para salir del callejón, lo que ve es un espacio oscuro inmenso, lleno de sombras pero con las que uno no se atreve ya a compartir ni un chuponcito de un helado de chocolate. Un espacio en el que cada sombra huye de ti, como si se tratara de seres apestosos que con el mínimo contacto, te van a contagiar de algo mortal. Dónde están los amigos? Entonces te preguntas....y sólo ves esas sombras, porque no te atreves a llamar por su nombre a alguno de ellos. Temes ser rechazado, temes importunarlos, temes perderlos así sea como puras sombras de fantasmas que en medio de la oscuridad reconoces con nombres propios.  Entonces decides quedarte allí sola, acuclillada en un rincón del callejón, para sentarte a llorar por los tiempos idos y por los que vendrán. Cierras tus ojos y al abrirlos, un día nuevo te espera. Los fantasmas han desaparecido, pero quedan en tu rostro y en tu pecho los rastros del dolor de la noche anterior. Pero estás vivo, te dices....y hay que mirar al sol, llenarse de su energía y continuar el camino. Esta vez, no preguntes hacia donde, que ya tu lo sabes. Pero ocurren entonces, de cuando en cuando, los milagros!! Aparece en tu horizonte, la imagen de uno de esos fantasmas de la noche frente a ti, convertido en ángel. éste te rescata, te cura tus heridas, sana con sus palabras dulces y su alma inteligente y noble todas las heridas que dejo en ti el vendaval anterior. Das gracias a la vida entonces de que existan esos pocos ángeles, esos pocos tesoros a los que puedes llamar "AMIGO", a los que amas así, sin más connotaciones adicionales. Y sabes que sí existen los amigos y que son ángeles con los que puedes contar....



Carol King y el himno de la amistad de mi generacion


A continuación, un par de escritos que resumen lo que es la amistad y que me gustan.


NECESITO DE ALGUIEN
(Charlie Chaplin)

Necesito de alguien
Que me mire a los ojos cuando hablo.
Que escuche mis tristezas y neurosis con
paciencia y aun cuando no comprenda,
respete mis sentimientos.

Necesito de alguien
que venga a luchar a mi lado sin ser llamado.
Alguien lo suficientemente amigo para
decirme las verdades que no quiero oír,
aun sabiendo que puedo irritarme.

Por eso, en este mundo de indiferentes ,
necesito de alguien que crea en esa cosa misteriosa,
desacreditada, casi imposible: la amistad.
Que se obstine en ser leal, simple y justo.
Que no se vaya si algún día pierdo mi oro y
no pueda ser mas la sensación de la fiesta.

Necesito de un amigo que reciba con gratitud mi
auxilio, mi mano extendida,
aun cuando eso sea muy poco para sus necesidades.

No pude elegir a quienes me trajeron al mundo,
pero puedo elegir a mi amigo.
En esta búsqueda empeño mi propia alma,
pues con una amistad verdadera,
la vida se torna mas simple, mas rica y mas bella...



Borges sobre el amor y la amistad... 

SIN CONDICIONES
(Jorge Bucay)

Quiero que me oigas, sin juzgarme.
Quiero que opines, sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mi, sin exigirme.
Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mi.
Quiero que me cuides, sin anularme.
Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mi.
Quiero que me abraces, sin asfixiarme.
Quiero que me animes, sin empujarme.
Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mi.
Quiero que me protejas, sin mentiras.
Quiero que te acerques, sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten,
que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas, que hoy,
hoy podés contar conmigo.
Sin condiciones.



Carta a un amigo lejano "Hoy quiero estar contigo amigo..."

SE NECESITA UN AMIGO
(Vinicius de Moraes)

No es necesario que sea hombre,
basta que sea humano,
basta que tenga sentimientos,
basta que tenga corazón.
Se necesita que sepa hablar y callar,
sobre todo que sepa escuchar.
Tiene que gustar de la poesía,
de la madrugada, de los pájaros, del Sol,
de la Luna, del canto, de los vientos
y de las canciones de la brisa.
Debe tener amor, un gran amor por alguien,
o sentir entonces, la falta de no tener ese amor.
Debe amar al prójimo y respetar el dolor que
los peregrinos llevan consigo.
Debe guardar el secreto sin sacrificio.
Debe hablar siempre de frente y
no traicionar con mentiras o deslealtades.
No debe tener miedo de enfrentar nuestra mirada.
No es necesario que sea de primera mano,
ni es imprescindible que sea de segunda mano.
Puede haber sido engañado,
pues todos los amigos son engañados.
No es necesario que sea puro,
ni que sea totalmente impuro,
pero no debe ser vulgar.
Debe tener un ideal, y miedo de perderlo,
y en caso de no ser así,
debe sentir el gran vacío que esto deja.
Tiene que tener resonancias humanas,
su principal objetivo debe ser el del amigo.
Debe sentir pena por las personas tristes
y comprender el inmenso vacío de los solitarios.
Se busca un amigo para gustar
de los mismos gustos,
que se conmueva cuando es tratado de amigo.
Que sepa conversar de cosas simples,
de lloviznas y de grandes lluvias y
de los recuerdos de la infancia.
Se precisa un amigo para no enloquecer,
para contar lo que se vio de bello y
de triste durante el día, de los anhelos
y de las realizaciones, de los sueños y de la realidad.
Debe gustar de las calles desiertas,
de los charcos de agua y los caminos mojados,
del borde de la calle, del bosque después de la lluvia,
de acostarse en el pasto.
Se precisa un amigo que diga que vale la pena vivir,
no porque la vida es bella, sino porque estamos juntos.
Se necesita un amigo para dejar de llorar.
Para no vivir de cara al pasado,
en busca de memorias perdidas.
Que nos palmee los hombros,
sonriendo o llorando,
pero que nos llame amigo,
para tener la conciencia de que aún estamos vivos. 



AMIGOS
(Vinicius de Moraes)

Tengo amigos que no saben cuánto son mis amigos.
No perciben el amor que les profeso y la absoluta
necesidad que tengo de ellos.
La amistad es un sentimiento más noble que el amor, es que permite que el objeto de ella se divida en otros afectos, en cuanto el amor tiene intrínseco los celos, que no admite la rivalidad.
Y yo podría soportar, sin embargo no sin dolor, que hubiesen muerto todos mis amores, mas enloquecería si muriesen todos mis amigos!
Hasta aquellos que no perciben cuando son mis amigos y cuánto mi vida depende de sus existencias...
A algunos de ellos no los frecuento, me basta saber que ellos existen.
Esta mera condición me llena de coraje para seguir enfrente de la vida.
Mas, porque no los frecuento con asiduidad no les puedo decir cuánto gusto de ellos. Ellos no lo creerán.
Muchos de ellos están leyendo esta crónica y no saben que están incluidos en la sagrada relación de mis amigos.
Mas es delicioso que yo sepa y sienta que los adoro, aunque no se los diga y no los frecuente.
Y las veces, cuando los frecuento, noto que ellos no tienen
noción de cómo me son necesarios, de cómo son indispensables a mi
equilibrio vital, porque ellos hacen parte del mundo que yo, trémulamente,
construí y se tornaron en fundadores de mi encanto por la vida.
Si uno de ellos muriera, yo quedaría torcido para un lado.
Si todos ellos murieran, yo me desmoronaría.
Es por eso que, sin que ellos sepan, yo rezo por su vida.
Y me avergüenzo, porque esa súplica está, en síntesis, dirigida a mi bienestar.
Ella es, tal vez, fruto de mi egoísmo.
A veces, me sumerjo en pensamientos sobre alguno de ellos.
Cuando viajo y estoy delante de lugares maravillosos,
me cae alguna lágrima porque no están junto a mí, compartiendo aquel placer...
Si alguna cosa me consume y me envejece es que la rueda furiosa de la vida no me permite tener siempre a mi lado, habitando conmigo, andando conmigo, hablando conmigo, viviendo conmigo, a todos mis amigos, y, principalmente los que solo desconfían o tal vez nunca van a saber
que son mis amigos!
La gente no hace amigos, ¡los reconoce! 

viernes, 16 de septiembre de 2011

El amor en los tiempos de la colera


Oh! mamita dame palo, pero dame de comer....

El enojo, la ira o la colera, como se le denomina tambien a esa fuerte emocion que sentimos como respuesta a la frustacion, a traves del tiempo se ha expresado de diversas formas. Indudablemente cuando nuestros padres intentaban educarnos, enseñandonos a reconocer y medir nuestros limites, a aprender a convivir en esa sociedad muzulmana en la que crecimos y que eran en resumidas, algunas de sus formas de expresar el amor, la preocupacion, la responsabilidad que sentian por nosotros y por nuestro futuro, a menudo empleaban algunos metodos que parecian chocar con nuestros intereses. Ellos siguieron seguramente de sus padres algunas de esas pautas, nosotros las recibimos de ellos y muchos decidimos abolirlas, o por lo menos transformarlas, cuando las aplicamos a la educacion de nuestros hijos. Sin animo de juzgar esos metodos, o su efectividad, solamente me atrevo a recrearlos y a recordar algunos de ellos.
Claramente sabemos, que tras esas fachadas de rigor o de laxitud, siempre hubo, estoy segura, una intencion noble de vernos convertidos en adultos y en “personas de bien”. Asi era el amor en los tiempos de la colera, y esto no tiene nada que ver con la novela de Gabo. Esto corresponde al tiempo nuestro y al de nuestro padres, que pregonaban que en una mano llevaban el pan y en la otra el rejo.



Como todavia recordamos, en nuestro entorno no siempre era el padre, como lo fue en el caso mio, quien ejercia la mayor autoridad sobre los hijos. Esta funcion no era cuestion de genero. Tuvimos amigos y vecinos donde la primera autoridad de la casa estaba en manos de la mama y en algunos casos se compartia entre padre y madre, alianza que resultaba nefasta, porque de tal forma, los castigos se duplicaban. Uno medio inerme y medio inconsciente de sus faltas, de sus metidas de pata, muchas veces debia enfrentarse al juicio por partida doble: un par de chancletazos de la madre y mas tarde, el vaciadon y unos fuetazos de manos del progenitor. Personalmente no se que hubiera sido de mi, si me hubiera tocado pertenecer a este ultimo grupo. Yo me reia de los metodos coercitivos de mi mama, pero temblaba ante los de mi papa. Lo que si recuerdo es toda esa variedad de castigos e implementos con los que estos se aplicaban y se “educaba” en nuestra epoca. Algunos me parecian de uso comun y otros muy originales, es decir, que habia como ciertos niveles de creatividad en su uso. De niña creia que a todos los vecinos se les aplicaban los mismos metodos, pero poco a poco fui dandome cuenta de que no era asi; habia madres y padres mas o menos “creativos” que los mios.


 
El momento que desataba el castigo, era inevitable y tarde o temprano llegaba. Algunas veces se nos iban acumulando las faltas en una lista para nosotros invisible y como quien esta jugando al bingo, en un momento inesperado, alguno de los dos, el padre o la madre, gritaba BINGO!  O como cuando se juega al futbol, que el arbitro va acumulando tarjetas amarillas hasta que con una falta mas, nos saca la roja y pum p’a fuera. Y ahi estaba la gota que rebozaba la copa; venia entonces el castigo premeditado, anunciado, o la respuesta automatica, impensada e impensable.  Una de las pocas tecnicas de defensa que utilizaba uno era la del pretender “pasar de agache”. Muy en nuestro interior nos deciamos con cierto aire de victoria: Uy! pase de agache... y creiamos que con pasearnos por el frente o por el lado de nuestros padres, con la cabeza agachada, y la cara de yo no fui, y con el silencio momentaneo de ellos, podiamos dar por concluido el episodio.  Pero no, el asunto no quedaba resuelto de esa manera. El mismo dia, mas tarde o cuando mucho unos dias despues, repentinamente recibia uno el anuncio de lo que venia....el primer cocotazo, pescozon, pastorejo, orejazo (tiron de oreja), mechoneada, trompada, o  puntapie, que venian seguidos de frases como: Ah!   Con que se creia muy vivo?  O creia que yo estaba pintado en la pared? O es que me creyo caido del zarzo y que se me ha olvidado esto y esto y esto....y ahi entonces, apenas ahi, uno empezaba a comprender que el que estaba sufriendo de amnesia era uno, porque ya se nos habian olvidado tantas faltas cometidas y los que las tenian como en una lista negra, pero escritas bien claras, eran ellos, nuestros padres. 



Nos haciamos merecedores del castigo indicado, segun ellos,  y en ese punto era donde se ponia a prueba su creatividad. Una vez superado lo de las primeras señales del castigo, donde solo se utilizaba la mano o alguna parte del cuerpo como arma de ataque, venian las otras tecnicas, las de mayor creatividad.  Era bien frecuente que a menudo algunos de los elementos de aseo de la casa, fueran usadas como armas de combate. Una escoba, por ejemplo, en un momento determinado, pasaba a desempeñar una funcion diferente a la de barrer el piso. Igualmente ocurria con el trapero. Podia ocurrir tambien que el pelo de uno pasara a convertirse en trapeador, en uno de esos momentos de amor y colera de alguno de nuestros padres. El palo de la escoba era de los de uso comun, igual que la chancleta, el cinturon, e incluso el cuello almidonado de las camisas, que podia transformarse en objeto castigador. Pero habia otros mas precisos, eran los cables, lazos, mangueras o rejos. Una madre iracunda, si estaba planchando, o hacia poco habia terminado su tarea, podia desenchufar la plancha y con el cable, o con la plancha misma, descargar su enojo en las piernas o las costillas del muchachito(a) causante de su disgusto. Igualmente, un cucharon de palo de los que usaban para revolver la sopa del almuerzo o la comida, repentinamente podia ponerle freno a alguna de las travesuras infantiles. El molinillo de batir el chocolate y otros utensilios de cocina se podian adaptar rapidamente, de acuerdo con las circunstancias.



Nunca olvidare, para recordar solo un caso, el dia en que mi papa entro a la casa iracundo, porque me habia pillado haciendo visita en el antejardin con mi noviecito. Yo alcance a verlo cuando desde cierta distancia aparecio en su inconfundible Toyota. Entre corriendo hasta la cocina para simular que ayudaba a preparar algo del almuerzo. El sin soltar una palabra, me lanzo una encolerizada  rafaga con su mirada y enseguida, tomo lo que estaba mas a la mano, el colador donde apenas empezaban a colar el jugo de guayaba en leche, descargando completamente su contenido sobre mi cabeza. A continuacion empezaron a escurrir las semillas de guayaba por entre mi pelo y en medio de todo, tuve que dar gracias de que el colador fuera de plastico. Mi visita, desde luego, quedo interrumpida.



Habia ademas de estas tecnicas, otras mas complejas por asi decirlo, como las sumergidas en agua helada en la alberca, con esas temperaturas paramunas que todos conocemos, o una que me causo, lo confieso, cierta admiracion, cuando me contaban del papa de una amiga que aunque no tenia ni antifaz negro, ni latigo, parecia haberse inspirado en este personaje, cuando esgrimia con tal habilidad y precision su toalla, que lograba con dos o tres pases, dejarles la marca del Zorro en las piernas o las costillas de mis amigas. Tenia su arte el hombre. En mi casa se usaron muchas, pero talvez recuerdo con gran claridad, las epocas en que mi papa desesperado con la callejeadera de mis hermanos, les escondia la ropa y les colocaba una especie de tunica hecha con un costal al que le abrian tres huecos, con la esperanza de que con ella puesta, mis hermanos no se atrevieran a salir. Tengo que señalar que algunas veces le dio resultado, sobretodo cuando les quitaba hasta los calzoncillos y los zapatos, pero otras veces, ni siquiera este castigo surtia efecto. Opto entonces por los peluqueados extravagantes que en esta epoca hubieran causado mas furor y risas que llanto. Les rapaba la cabeza en forma de cruz, o dejandoles una cresta estilo Punk, anticipandose a la moda en cuarenta años. 


Finalmente logramos sobrevivir al amor de nuestros padres en los tiempos de sus coleras, crecimos, nos convertimos mas o menos en hombres y mujeres de bien, aprendimos a obedecer y a desobedecer, aprendimos a cuestionar las normas y las reglas en juego, descubriendo que no siempre quien ejerce la autoridad es una autoridad, o que las leyes por ser norma no siempre son justas.. La vida nos fue permitiendo crecer con algo de sabiduria; despues de todo, creo que aprendimos especialmente a ser flexibles, condicion importante que se requiere para adaptarnos y sobrevivir en estos tiempos modernos, cuando ya convertidos en padres mayores y abuelos, nos preparamos para superar nuevos obstaculos y emprender el vuelo como el aguila vieja,  que logra extender victoriosamente sus alas para dirigirse hacia su destino final.

El Grito I - De la Edad de la Ira - Guayasamin

 



























































martes, 13 de septiembre de 2011

Y....de las Artes, que?


Armando Rodriguez Ballesteros


Nuestro barrio los vio crecer. En sus esquinas, en sus parques, en sus "parches", fecundaron esas semillas que hicieron de esos adolescentes inquietos los hombres y mujeres que hoy se destacan en los lugares donde se encuentran. Son nuestros poetas, nuestros soñadores, nuestros artistas, son esos amigos llenos de sensibilidad que aprendieron a ver el mundo de una manera especial y que nos lo devolvieron en esas imagenes que ellos convierten en cuentos, en poemas, en narraciones, en pinturas o esculturas y que nos dejan tan grato sabor al leerlos, verlos  o escucharlos. Estos son algunos de ellos....y este es el espacio para conocer a los que aun siguen en el anonimato. A traves de este espacio queremos invitarlos a que compartan con nosotros su arte.


German Orlando "Falla" Ramirez

German Orlando "Falla" Ramirez
Un metrallazo de prosa...

ME VOY DE ROLLING
(German Ramirez)

Hoy, me voy de rolling por los países de adentro, a mirar y caminar hacia atrás, donde se confunden el centro y la extremidad, según Heráclito. Me voy de paseo a contemplar el pozo sin agua de mis vísceras, las cañadas de mis pulmones y el vértigo de mi abolengo cayendo de cabeza a pies. Me voy a pegar la bajadita por el tobogán del espíritu con el testimonio de dos agujeros negros, disipando transparencia. Quiero ir de rolling a ultranza de mis úlceras y en los tímpanos, sacudir la alfombra de los espacios amenazados. Me voy de viaje men, por los túneles del alma infinitesimal, de las percepciones, por la cosmología del país indeciso, la vegetación feroz y sus poblaciones espectrales. Me voy de aventura, mami, por el fugaz perfume de almendra que penetra mi nariz, quiero buscar por esa brecha, en el repliegue de mi alma, todas las criaturas que me habitan, quiero ver el monstruo al frente, convocar los arrapiezos temibles y ver por mis ventanas las aberturas perforadas de los que están afuera. Y que no quede huella, porque de aquí no salgo, no quiero revivir las torpezas del ojo que oye la circulación de las formas impalpables. Aquí me quedo, bañándome, bajo la cascada de mi propia sangre.FALLA.


EL CABALLO DE LA NOCHE
(German Ramirez)


Voy a escribir con tinta negra un pasaje subterráneo. Es inevitable, la mente desvanece por las noches en el espacio vacío donde la sombra cunde. Me desvelo por saber, si es la ciencia la que limpia el alma o el bajista loco que tiembla en los tejados. De todas formas, somos aire. Al acabar la función, como magos mostramos manos limpias, para decir, que las llenaba el aire. La materia no es una cosa, sino una ficción. Por eso me quiero despedir sin miedo a duplicarme, que mi alter ego sea un caballo nocturno, un puerco espín, una rosa; que pueda rimar, cabalgar, cacarear, babear en una prefiguración al viento. ¡Quiero duplicarme en caracol marino! resonancia infinita, ruptura resignada, enamorado de las sombras, despertador sin nombre, lucífugo encantado.




EL PRIMO ANCIZAR
(German Ramirez)

He decidido no morirme hoy. Ancizar mi primo sembró flores de alambre y las abejas se murieron de hambre. Qué condena, las mató de sed. A la semana pasada le hizo falta un jueves, porque mi bendito primo lo colgó en un árbol de naranjo que dizque pa´que diera a luz un viernes. Con un solo zapato apareció en el matrimonio de Mercedes, porque dice que los hombres somos cojos y entonces pa´qué el otro chagualo. Todos los días sobran muertos, por eso mi primo Ancizar decidió no morirse ahora, sino convertirse en un manzano, fabricando soles, panes grandes y candados que devoren a las puertas.

En cuanto al Primo Ancízar, te cuento que tiene una hermana enanita pero bacana. Precisamente hoy recibí un correo donde su huella coincide. Se llama Lola, pero le dicen "Farola" porque maldice e indaga aunque su boca empalaga. Es desafiante, chiquita jodida, fuma, expele y ríe. Tiene un columpio en el patio y le gusta tocar vilolín. Pregunta con carcajada si en la estrella mayor hay viento, yo siendo chavala, también tengo sentimiento. Es fiel su reflejo cuando se mira al espejo. Pero cuando iracunda se pone, es mejor irse de rumba y no encontrarla empelota en medio de la penumbra.
Falla.


Ha pasado por acá un buitre y se llevó la esperanza y el consuelo. Ojalá ese negro que de rapiña pasa, comprenda que las alas son los sentidos cardinales del poeta.


DANZA
(German Ramirez)

Ya vi que la mirronga tiene pavor al ridículo y en su angustia a la opinión se armó de una trampa, histérica y violenta. Duda entre alargar su brazo ancho, gancho o cachetear idefinida. Danza y afina su fagot. Apreta la cintura de la víctima fingida. A la inversa de lo que sucede en otros bailes, esta es una rumba que arrastra... sexo, macho y oscuro sentimiento.Tiene, en suma, ese descontento, ese aroma de alcanfor, ese aspecto contra todo y contra el yo. Baila la tarántula meditando en su estructura. De pronto al un, dos, tres, paso a paso al sonar de la tambora, rencorosa y vengadora ¡apuñala su pareja! al profesor de gimnasia de la escuela, muerta de la risa, ahíta de cerveza con su joroba de florista, sonriendo de costado.



EL LECTOR LOCO
(German Ramirez)


Este hombre errático-lunático-pesado, lector de tantas historias dulces escritas con sangre ajena, sacadas de un lugar que puede tener goce o gracia con marcos infantiles y pinturas de intrusos trepando barandas, con miradas que pasan frente a él como espejos subterráneos. Este hombre que leyó la Montaña Mágica de una tirada, se ha desplomado en la fronda antigua de la estulticia por culpa de los recuerdos reflejados en las líneas severas de los años. Tomando el bosquejo sinuoso de los libros. Con sus cuerpos hermosos hace una amalgama de sombras donde el imperio se desploma y huye por la habitación de una casa ajena, adiposo, vestido de indiferencia, con el cuadro que robó, representando a un errante-libre-medio-descompuesto, pisando fuerte solapas y contrasolapas de textos húmedos y deseos velados por nubes que dejan entrever una serie de codicias infundadas. Por fin se ha iluminado su mente a pesar de la invocación mágica, ya contiene el júbilo de invierno con jardines floridos y manos en los bolsillos esperando... no se qué.



.....Va herido y no sangra. Sometido va entre los espadones de fierro y la luz de muchos simples va y por ello la galera lo esperó tras rejas de canas indefinibles. Su origen era rojo como el de la rosa y entre remos badeó un río sin nombre. Desde arriba cae la lluvia con su cielo, sueña con su niña de madera aspirando un día de letargo con las manos apresadas por el rumor de lumbreras insomnes. A su puerta llegan aves migrantes, ciegas, errantes, graznando pez, maíz, trigo. Enmarañadas, silbantes, vuelan desde regiones ignoradas, ignorantes y van a la torre a levantar el testimonio de capitanes tristes y de su alegría el mar. Él, continuo y vano, sobras de pan en la mesa, consume su cigarro entre la desesperanza , espinas, vidrios rotos, llanto y el cálculo fingido sobre piezas de sonares a ultramar acongojado, escuchando cantar el ámbar de la sirena y la huella que dejó el jazmín.
 



 

Armando Rodriguez Ballesteros


Armando Rodríguez Ballesteros – Bogotá, Colombia, 1956. Poeta, periodista, editor, profesor universitario. Culminó estudios de Literatura, Lingüística y Diplomacia. Ha publicado Presagios y Migraciones, poemas, Ulrika Editores, Bogotá; 1986; Lubros, poemas, Ulrika Editores, Bogotá, 1988; Postal de fin de siglo, antología de poesía colombiana, Kolibro Editores, Bogotá, 1995; Ojos de Ritual, poemas, Kolibro Editores, Bogotá, 1997; Pasos de Gato, poemas, Ediciones Perro Azul, San José, Costa Rica, 2002, y Lunada Poética / Poesía costarricense actual, Vol I, Ediciones Andrómeda, San José, 2005 y Lunada Poética / Poesía costarricense actual, Vol II, Ediciones Andrómeda, San José, 2006.. Coautor de los volúmenes antológicos de poesía hispanoamericana publicados en 1993, 1994, 1995 bajo el título Poesía Viva, con el sello editorial Ulrika. Ha sido incluido en las antologías Poesía Colombiana Actua”, Kolibro Editores, Bogotá, 1991; Antología de la poesía colombiana, Biblioteca Familiar Presidencia de la República, Bogotá, 1996; Tambor en la sombra, Poesía colombiana del siglo XX, Ediciones Verdehalago, México, 1996; Antología de la poesía colombiana, Ministerio de Cultura/ El Áncora Editores, Bogotá, 1997; Quién es quién en la poesía colombiana, Banco de la República,/ Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá, 1998; World Poetry 2000, Mississippi Review, Center for Writters, The University of Southern Mississippi, Hattiesburg, 2000, y Poetas Bogotanos, Editorial Panamericana, Bogotá, 2000, entre otras. Cofundador y coordinador del Festival Internacional de Poesía de Bogotá, entre 1992 y 2000. Coordinador de talleres de poesía en Colombia y Costa Rica. Cofundador y coordinador, desde 2003, del programa “Lunada Poética” que se lleva a cabo en San José, en la Casa de Cultura Popular del Banco Popular. Director de la colección Mono a Cuadros / Cuadernos de Poesía. Poemas, relatos y ensayos críticos de su autoría sobre arte, literatura y producción audiovisual han sido publicados en revistas y suplementos literarios de diversos países. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés y portugués.




COLOMBIA
(Armando Rodriguez Ballesteros)


Madre de mis días
¿Por qué te empeñas en sangrar?

¿Por qué no dejas que el viento
...Restañe tus heridas?



METAMORFOSIS
(Armando Rodriguez Ballesteros)

Primero ornamentaron con hierro la ventana
Después una gran malla aisló la calle
en que vivimos
Más tarde han talado los setos
Para sembrar barrotes alrededor del patio
de los niños
El miedo enjaula a las gentes de la ciudad
Es común ver a los hombres santiguarse
Cuando en la mañana dejan la casa
Y se lanzan cada uno a su jornada de temores
Por eso en la ciudad el horizonte
Ocupa apenas un rincón de la memoria
Por eso cierro la puerta con doble pestillo
Y un poco más tranquilo dispongo la mesa
Para mi cena con fantasmas.


INVOCACIÓN
(Armando Rodriguez Ballesteros)

Las horas caen plomizas sobre el barrio
Poniendo trémulas las ramas de los alisos
Le ha venido un mal día a mis palabras
Un tiempo pésimo a mis venas
Y me ha parecido ver a la muerte
Espiando entre las rendijas
Vendría bien hoy la voz de vikingo de mi abuelo
Para que oigan estos muros sus improperios
Sus sabias historias Es el día propicio para volver a sentir
Su mano gigantesca sobre mi cabeza
como alivio a la incertidumbre
A lo mejor esta vez iré con él
Y dejaré que me enseñe
A comportarme en su casa
Bajo la tierra.


ESTATUARIA
(Armando Rodriguez Ballesteros)

Las estatuas del país
Tienen como motivos
Guerreros, prelados y políticos.
Las gentes del país
Pasan simplemente sin mirarlas
En cambio los pájaros del país
Asisten puntuales
A defecar sobre los volúmenes soberbios
Dejando constancia de su opinión
Sobre tanta gloria.


DE LA MEMORIA
(Armando Rodriguez Ballesteros)

Gracias a la
memoria
Puente del tiempo
Puedes iniciarte recordando
Los puntos en el mapa que te llaman
Y descifrar en viejas casas conocidas
Las miradas y voces de tus muertos
Cómo saber sin ella que la tierra
Sangra por una herida antigua
De qué otra forma ante el cadáver del árbol
O ante el lecho seco del río
Entenderías la nostalgia de tu padre
A qué sortilegio invocarías
Para guardar tu infancia y tus amores
De cuál cofre sacarías las palabras
Eleva a la memoria
Por lo que tiene de eterno
Gracias a ella
Ni tú ni yo ni los demás
Somos extraños


Armando Rodriguez Ballesteros