jueves, 24 de diciembre de 2015

Pérdidas y ganancias



Hace un año, por esta misma época, evocaba una vieja experiencia que tuve cuando decidí explorar la terapia de regresión a vidas pasadas, en una búsqueda más por conocer y descifrar un poco mis conflictos y mi vida personal. Recordar aquella inolvidable sesión y compartirla aquí con ustedes, resultó para mi renovador y enriquecedor, sintiéndome muy consciente también del precioso momento que por entonces estábamos por experimentar mi familia y yo: la celebración de la última navidad con nuestra madre.

Hoy tras un año lleno de duras y dolorosas pérdidas, rescato, lo que ha quedado en medio de los escombros,  nuevamente como un ejercicio colectivo, invitando a mis amigos, ustedes, a que en estos días de especial reflexión, podamos hacer un balance que resulte positivo para comenzar el que viene en las mejores condiciones posibles.
Sé que todos de una manera u otra hemos tenido un 2015 difícil. ¿Cual no lo es?  Muchos de nosotros hemos tenido que pasar por la despedida y pérdida de alguno(s) de nuestros seres queridos. Hemos pasado por enfermedades, por pérdidas dolorosas, emocionales, materiales, laborales, que en ocasiones nos colocan frente a un panorama oscuro y desolador. Cuando nos lo han informado, aquí hemos tenido la oportunidad de acompañar a nuestros amigos en sus momentos de pérdida. Hoy pretendo que ese recurso de poner en la balanza lo que la vida nos ofrece, lo utilicemos antes de emprender nuevos retos, para que juntos demos un paso adelante con fuerza, con esperanza y alegría, cuando llegue el momento de darle una vuelta a la última página del calendario, en los próximos días.




Esta navidad, para muchos de nosotros, como en el caso de mi familia, será el primero sin alguno de nuestros importantes seres queridos, para otros será el último que vivamos junto a ellos y el primero para los que recién llegan a esta vida. Quiero hacer énfasis en el primer grupo, porque sé que es el de los que están en estos días en condiciones de mayor vulnerabilidad. Esos primeros aniversarios, primeros cumpleaños sin ellos, primera navidad, primer día de la madre o del padre, siguientes al fallecimiento de uno de nuestros seres queridos, nos devuelven un poco a esas emociones de tristeza que creíamos haber superado tras la muerte de nuestro amigo o familiar. Son realmente difíciles y especialmente para aquellos que todavía viven una de esas etapas del duelo en las que es muy temprano para conciliar de nuevo con la vida. Mi especial invitación va para que acompañemos a estos amigos en su difícil momento, sin juzgarlo y sin forzarlo a experimentar lo que nosotros hemos ya superado, o lo que para nosotros resulta incomprensible. Permitámonos sentir la tristeza y permitamos que quien la sienta la experimente sin tener que negarla u ocultarla, pero acompañémoslo. No es este un buen momento para dejar aislado a quien ya se siente suficientemente solo. Un abrazo, un rato de compañia, unos recuerdos compartidos, pueden hacer mucho en el corazón de quien se siente aún sin hoja de ruta en este difícil transcurrir de la vida.
Tras experimentar el alivio de pasar estos días sin ese ser querido, o sin lo que hayamos perdido, podemos permitirnos sentir el vacío que queda tras eso y dar espacio a lo positivo, a lo que está por venir y entonces, en otro esfuerzo más, lograremos diseñar una nueva etapa de nuestra vida, un nuevo año, enfocándonos en lo que tenemos por ganar, por lograr, por alcanzar. La vida entonces, nos mostrará los nuevos retos y las posibilidades de seguir derivando felicidad de las pequeñas cosas que hay a nuestro alrededor. Esa será nuestra enorme ganancia...

Quizás el 2016, si nos lo proponemos, será el año de ser más felices y de tomar más conciencia de lo que significa estar aún vivos. Doy gracias a todos por su solidaridad y amistad durante este 2015 y les deseo mucha paz y tranquilidad durante estos días restantes del año...


Última Navidad con mamá...

Mientras finalizaba este escrito, me contactaba Luis Edmundo Ruiz Arias, nuestro querido Mundo, reportando lo que había ocurrido tras su tragedia. Los tres primeros días, me decía, fueron de mucha tristeza, contemplando la devastación causada por el fuego en su vivienda. Luego, me comentaba, que el haber sentido nuestra compañía, las llamadas de amigos y conocidos dándole ánimo y el dinerito que entre todos logramos hacerle llegar, se puso al frente de la situación con más tranquilidad; en este momento, parte de su pérdida se ha transformado y nos da las gracias y yo con él, por haber respondido de manera tan efectiva a ese llamado de solidaridad que hicimos. La vida, con seres humanos que se tienden la mano en momentos de necesidad, vale la pena y tiene sentido. Esta noticia, al menos para mí, ha sido un verdadero regalo de Navidad que no puedo dejar de compartir.

Gracias...gracias....gracias!!! 



Silent Night - Enya

lunes, 7 de diciembre de 2015

Faroles y velitas...



La noche de los faroles y las velitas, una tradicion de origen religioso, que recordamos hoy y que da comienzo a las fiestas decembrinas. 




Aunque ya ha transcurrido la primera semana de diciembre, prácticamente es a partir de este lunes festivo que damos salida oficial a esas emociones que nos conectan con recuerdos, tradiciones y fiestas de fin de año de nuestra infancia y juventud y que ahora hacen parte del presente que vivimos con nuestras familias reales o adoptadas, dependiendo del lugar del planeta hacia el cual, los antiguos muzulmanes hemos ido desplazándonos.

Cada quien, de acuerdo con sus valores, creencias y circunstancias, ha ido transformando ese bagaje cultural que recibió y lo ha transferido a las nuevas generaciones. Todos, o por lo menos muchos de nosotros, podríamos aseverar que los diciembres de nuestra infancia y juventud fueron los mejores. Esto significa que lo que vivimos fue valioso y que eso que recibimos debemos agradecérselo a la vida, a nuestros abuelos y padres; pero, en mi opinión, no podemos comparar nuestras vivencias con las de las nuevas generaciones, porque nuestros hijos y nietos, hoy viven unas condiciones diferentes a las nuestras y estaríamos incurriendo en un error al hacer comparaciones; el mundo no es estático y ha ido cambiando rápidamente, para bien o para mal, y cada quien ve las cosas según lo que le haya tocado vivir.




De todo esto, lo que nos queda es recordar con alegría y gratitud lo que nos correspondió vivir de niños y jóvenes, valorando y apreciando también lo que tenemos ahora. No podemos quedarnos atados al pasado, añorándolo y perdiéndonos la oportunidad de disfrutar los tiempos que ahora como adultos mayores, como padres o abuelos, podemos disfrutar al lado de nuestros seres queridos, respetando unos y otros nuestras creencias, que en resumidas es lo que nos trae esta época del año.
Que podamos iniciar el próximo con nuevas perspectivas y unas metas ojalá cada vez mas claras y que podamos hacer de cada día un grato recuerdo, no sólo para nosotros, sino para todos los que hacen parte de nuestro entorno.


Niños bilingües e internautas


Muchos de nosotros estaremos quizás lejos de nuestra familia, otros estarán atravesando circunstancias personales difíciles, pero por encima de todas estas situaciones, confiemos en que si hemos podido llegar tan lejos con la poca experiencia que teníamos, seguramente con lo que hemos logrado hasta el momento, podremos llegar a buen puerto y enfrentar los retos del año próximo con seguridad, optimismo y alegría.  

Contagiémonos del buen espíritu navideño, no para darle gusto y complacer a los negociantes que hacen de nuestras miserias sus fiestas; que los espejismos del consumismo no nos absorban y que podamos disfrutar un descanso de fin de año, de la mejor forma posible. Propongámonos ser felices con lo que tenemos y sintamos la alegría de compartirlo con alguien más. Esto nos dará verdaderas satisfacciones y contribuiremos a hacer de este mundo un lugar, seguramente más placentero, aunque sólo sea a base de pequeñas acciones individuales. Definitivamente, esta época del año es una de las más propicias para ejercitarnos en el arte del dar y el recibir. A algunos nos resulta mas fácil dar y a otros recibir, pero estas dos practicas, sin duda, son aprendizajes importantes en la vida.

A todos mis amigos muzulmanes, anticipo un especial saludo de navidad y una feliz y tranquila temporada de fin de año y los invito a que nos cuenten y envíen fotos desde donde se encuentren, para conocer como se celebran estas fiestas en cada lugar.





domingo, 1 de noviembre de 2015

No te mueras con tus muertos

"Así es -suspiró el coronel-. La vida es la cosa mejor que se ha inventado." - Gabo


Si la muerte pisa mi huerto - Serrat

No te mueras con tus muertos...

La vida y la muerte, esas dos caras de la moneda que siempre han constituído el motivo de tantos ratos de reflexión, duda, discusión, de razones para componer música, escribir libros, poemas, pintar y crear, no dejan de ser, a pesar de todos los avances de la ciencia y los progresos de la tecnología, los que agoten nuestro interés. Sigue siendo nuestra breve existencia, todo eso que logramos hacer, sentir y pensar en ese lapso de tiempo que transcurre desde nuestro nacimiento hasta nuestra despedida, cuando nos llega el momento de la muerte.

Que si hay vida después de la muerte, que si hay vida antes de la vida, que si hay vida antes de la muerte, todas esas discusiones las dejaremos por ahora y que sea cada uno de ustedes, mis amigos, quienes quieran ocupar parte de su tiempo en resolver esos interrogantes. Hay muchas opiniones y posiciones éticas, filosóficas, religiosas en torno a todo esto, pero solo hay algo que personalmente me interesa de momento. Es el qué hacer con nuestra vida, después del fallecimiento de un ser querido. 

Nunca antes, para esta fecha, se me había ocurrido escribir algo acerca de la muerte, ni he tenido por costumbre realizar rituales ni festejos de ningún orden en este día; pero este año, quizás por haber sido uno en el que tuve que despedir a mi madre y a una segunda madre, que fue mi tía, además de haber acompañado en el mismo proceso a todos los amigos muzulmanes que durante este periodo de tiempo lo hicieron con sus seres queridos, he decidido compartir este fragmento del libro "No te mueras con tus muertos" del psicólogo y escritor argentino René Juan Trossero. Dicho fragmento, fue descubierto por mí, justo en los días en que iniciaba el duelo por la pérdida de mi madre. Hoy como una manera de honrar a quienes ya no están, pero que ocupan un espacio en nuestro corazón y nuestra memoria, lo comparto con ustedes. Las palabras del escritor, en su momento, me tocaron profundamente y las hallé reconfortantes.
Sé que aquí publicadas, pueden acompañar a quienes se encuentran atravesando esta etapa difícil de la vida.

Hubiera querido dedicar una nota particular, a cada uno de esos amigos queridos que recientemente fallecieron, pero más que para ellos, que ya no las necesitarán, para sus familias, van con todo mi respeto y consideración estas palabras y para todos en general, ya que tarde o temprano tendremos que enfrentar nuestras pérdidas. 


No hace mucho tiempo, una muchacha del barrio, refiriéndose a la frecuencia con que estaban ocurriendo fallecimientos de personas allegadas al barrio, comentó: "Oigan pero esta página de los muzulmanes, si se ha vuelto es como una sección de obituarios, no?" Un tiempo después, aunque ella era una persona bastante joven, hizo parte de esa lista de amigos queridos a quienes tuvimos que despedir. La muerte siempre nos sorprenderá, aunque vivamos preparándonos para recibirla... 


Gustav Klimt

¿Sabes que cuando lloras a tus muertos, lloras por tí y no por ellos?
Lloras porque los perdiste, porque no los tienes a tu lado.
Porque, si todo concluye con la muerte, tus muertos ya no están, ni siquiera para sufrir por haber muerto; y si la vida continúa, más allá de la muerte, ¿por qué apenarte por tus muertos?
Cuando hayas terminado de aceptar que tus muertos se murieron, dejarás de llorarlos y los recuperarás en el recuerdo, para que te sigan acompañando con la alegría de todo lo vivido...
No te mueras con tus muertos! Recuerda que donde ardió el fuego del amor y de la vida, debajo de las cenizas muertas, quedan las brasas esperando el soplo, para hacerse llamas.
Si dices que, sin tus muertos, tú no puedes seguir viviendo, no digas que es porque los amabas tanto, sino por cuánto los necesitabas, (y no es lo mismo amar que necesitar). Si lo aceptas así, tal vez descubras, para tu crecimiento, que tu vida consiste en ser tu vida...Y no en la de otros!
No frenes tus lágrimas cuando llegan, ni fuerces el llanto cuando se alejan. No dejes de llorar porque alguien lo reprueba, ni te obligues a llorar porque si no: "¿Que dirán los otros?" Respeta tu dolor y tu manera de expresarlo.
No te mueras con tus muertos; déjalos partir, como parten las golondrinas en otoño, para anidar en otros climas y volver más numerosas y crecidas en otra primavera.
Las lágrimas que ocultas, el dolor que escondes y la protesta que callas, no desaparece; quedan al acecho del momento en el que puedan estallar. Y es mejor que lo vivas todo a su tiempo y en su hora.
Es común que las personas guarden buena cantidad de culpas para reprocharse ante sus muertos. No lo hagas contigo! Tus muertos no ganan nada con tus insomnios de remordimientos. Ámalos ahora; recuérdalos con amor, y, quizás, si ganen algo...

Como otro nacimiento...

Tú y yo solo vemos una cara de la muerte, la del otro lado se nos escapa. Si desde el seno de tu madre hubieras visto nacer un hermano, creo que lo hubieras llorado como muerto, hasta nacer tú y reencontrarlo.
Que sentirías si miraras la muerte como otro nacimiento...?

No te mueras con tus muertos; déjalos que vayan como esta semilla que se lleva el viento, no por capricho de llevarla, sino para sembrarla en algún lado, aunque tú no sepas dónde…
No te castigues, encaprichada y resentidamente, prohibiéndote gozar de la vida porque perdiste un ser querido. Tu tristeza te destruye a ti, sin beneficiar a tus muertos. Y, cuando ellos partieron, no se llevaron contigo tu derecho a gozar de la alegría de la vida.
Tus muertos tenían sus falencias; no sigas culpándolos por tantas cosas...
Los muertos no pagan deudas!
Perdónalos, si es necesario hacerlo, dejándolos en paz a ellos y liberándote tú para vivir tu vida.




A la hora de cosechar...

Tus muertos no están en el cementerio. Nunca estuvieron ahí, salvo cuando estaban vivos. Me preguntas donde están...?
Y no puedo responder por tí. Sé dónde están "para mí" los míos; pregúntate tú a tí mismo donde crees que están "para tí" los tuyos.
El cementerio es como un surco donde se arrojan las semillas. Ningún sembrador vuelve a remover la tierra para buscar las semillas ya sembradas; regresa al campo a la hora de cosechar espigas...
No te mueras con tus muertos. Diles tu adiós esperanzado, como despides el sol en el ocaso, la luna y las estrellas en la aurora, sabiendo que a su turno y a su hora, todos volverán hacia tu encuentro.
Estos días de dolor profundo, grises de tristeza, de soledad y de silencio, son como el tiempo del invierno para las plantas... Pero confía en la vida, que es siempre más fuerte que la muerte, para que retoñe su alegría y florezcan tus ganas de vivir.

...que te contagien su alegría...

No te rebeles frente a la alegría ajena.
No pretendas que todos se mueran con tus muertos; que cada uno lleva su peso con llorar lo suyo. Y es mejor para tí que te contagien su alegría y sus ganas de vivir, y no se hundan contigo en el pozo de tu pena.
No te mueras con tus muertos! llévalos vivos en tu amor y vive con ellos en tus recuerdos.
Sería triste y penoso que tú te dejaras morir y ellos siguieran viviendo...!
Mientras esperas que tus muertos regresen como si no hubieran muerto, les impides volver de otra manera, a ocupar un lugar en tu corazón y en tu recuerdo.
Es una ley de la vida: no se goza el despertar de la aurora sin pasar por la muerte del ocaso.

...andando tu camino...

Tus muertos se van por una puerta, que tú no puedes trasponer ahora porque se cerró tras ellos.
No los esperes ahí..!
Despídelos, para que puedas correr y espéralos llegar por otra puerta, al final de tu duelo!
Si buscas un camino para reencontrarte con tus muertos, no los busques, llorando, en tu pasado; búscalos más bien esperanzado, andando tu camino, hacia el futuro.


Picasso

Despedida

Te amé y te amo, por eso tu partida me hace sentir tu ausencia y te recuerdo con dolor y pena.
Acepto tu derecho a partir, a tu hora y sin mi consentimiento.
Acepto mi dolor al extrañarte y este enojo inexplicable, porque al partir me abandonaste.
Sé que no fui perfecto contigo, pero fue mi vida, lo que me fue posible, por eso quiero despedirte sin quedarme con culpas por el pasado.
Sé que no fuiste perfecto, pero no te culpo por nada; fue tu vida, lo que te fue posible, y no quiero vivir reprochándote culpas que ya no sientes.
Te extraño, y me parece imposible poder vivir sin tu presencia. Porque te amé y llegué a necesitarte; y ahora quiero aprender a amarte sin necesitar tenerte a mi lado; quiero que mi amor no muera sino que madure y crezca. Y aunque sienta que te necesito, sé que no te necesito porque mi vida tiene su autonomía y su propia consistencia tan claramente como sé que viví antes de conocerte y que podré vivir cuando ya no te tengo.
Si decidiste partir, aquí estoy para despedirte. Nada ganaría con empecinarme en creer que no te fuiste. Me siento con derecho y con obligación de seguir mi vida. No quiero morir contigo, porque tú no ganarías nada, y no te mostraría con eso el amor que te he tenido sino cuanto te he necesitado.
Hoy te lloro triste y apenado, angustiado y deprimido, y me lo permito así, porque así lo siento, pero, y aunque me cuesta decírtelo, sé que mañana, muy pronto, volveré a vivir el gozo de la vida, llevando conmigo tu recuerdo y también tu compañía...
Mientras te digo todo esto, me parece imposible que te hayas ido y busco inútilmente explicaciones. Mejor, acepto la realidad, y te despido.




Cuando me vaya - Serrat

viernes, 10 de julio de 2015

Adiós, Don Evelio

Un adiós muy sentido... 


Don Evelio Sanabria con Carmencita y su nieta Lina


Pocas veces en los años que lleva existiendo la página de los Muzulmanes en el mundo, una noticia ha tenido tantas respuestas emotivas como las de estos días, a raíz de la muerte de uno de los últimos patriarcas y fundadores del barrio.

Cuando hablamos de la peluquería "Los Alpes", algunos se preguntarán en que lugar del planeta quedaba, pero si preguntamos por Don Evelio Sanabria, seguramente, su nombre saldrá instantáneamente de las mentes ya olvidadizas de muchos de los que crecimos en el barrio desde su fundación. Y hay motivos para que, primero con la noticia de su enfermedad y ahora, casi de manera inmediata, la de su fallecimiento, tantos miembros de nuestro grupo desearan "hacer fila" para expresar solidaridad hacia su familia; de alguna manera, compartir la tristeza y esos recuerdos de un personaje tan emblemático del barrio es una especie de catarsis colectiva. Sí, es que por la peluquería "Los Alpes" y por la tijera, o la barbera de Don Evelio, pasaron hasta las mentes más brillantes de la historia de Muzú. Sumado a este hecho, hay que rescatar, además, que Don Evelio, ese señor tan caballeroso como legendario, fue consejero, amigo y el depositario de confidencias de muchos hombres y mujeres del barrio.

Desde que gracias a Alvaro ElBueno nos enteramos de su estado de salud y luego por Carmencita, la hija mayor, de su deceso, he estado leyendo los comentarios de todos los que se han acercado a nuestra página para dejar su saludo y he quedado gratamente sorprendida. Pensé que valía la pena recopilar algunas de las anécdotas y mensajes que han dejado para él, como una manera de honrar su memoria y acompañar a su familia en estos momentos de tristeza y dolor.

Me pareció que, aunque esta nota tiene el correspondiente tinte del duelo, hay que rescatar también en medio de este, el buen sentido del humor como parte de la vida y de los rituales que realizamos para exorcizar el dolor y aceptar la partida. Comparto así, nuevamente, lo que comentaba Humberto Bernal Angel, quien decía recordar a Don Evelio con mucho cariño y además, de  manera jocosa, contaba que para un famoso Día de los Santos Inocentes, que como sabemos todos es el 28 de diciembre, le hicieron una broma regalándole una caja de cartón con un aviso que decía: "OREJAS".

Igualmente, Margarita Cadavid mencionaba la frase: "Lo mandaré a peluquear donde Sanabria para que lo dejen como un hombre, no como un M6533vvbdxn", que sin lugar a dudas, fue repetida en son de amenaza por muchos padres.

Hubo otros comentarios como el de Fernando Parra Garzón, quien, con seguridad, afirma que será el peluquero oficial en el paraíso y que los ángeles deben estar haciendo cola frente a la peluquería celestial "Los Alpes".

Otro comentario que me pareció muy emotivo fue el de César Augusto Echeverry: "Qué orgullo poder hablar de la amistad con Don Evelio; aunque nos separaban dos generaciones, pasábamos muchas horas conversando de todos los temas". A continuación, agrega, "Una de las pocas personas de las que podré decir el resto de mi vida, qué felicidad haberlo conocido".

Efraín Salazar, con el humor que lo caracteriza, también deja su saludo de despedida diciendo: "Don Evelio Sanabria pasó por muchas cabezas y seguirá pasando para todos aquellos que lo recordamos desde nuestra infancia. Que descanse en paz, Sr. Sanabria y ojalá allá arriba esté lleno de mechudos."

Hay que recordar que fue Don Evelio quien dejó plasmados en nuestros recuerdos y seguramente muchas fotografías lo acreditan, esos inolvidables cortes de pelo de los 60's y 70's como el corte Humberto, el estilo a la Americana o la "Shuller". Por los 70's, en esos años en los que los "mechudos" consideraban al peluquero del barrio como una figura amenazante para esa imagen exterior de hippies que muchos querían exhibir como muestra de rebeldía propia de la edad y de la época, alguna porción de clientes jóvenes disminuyeron para Don Evelio.  No obstante, muchos de ellos continuaron siendo sus amigos de tertulia en la peluquería, y sus padres y abuelos continuaron por mucho tiempo con la tradición de visitarlo con relativa frecuencia.

Yo salí del barrio a mediados de los 70's y nunca supe hasta cuando funcionó la peluquería "Los Alpes", pero por los comentarios que ahora han hecho, me doy cuenta de que hubo representantes de cuatro generaciones de muzulmanes que hoy rinden un homenaje a este caballero que fue don Evelio Sanabria, a quien despedimos y recordaremos por siempre.


Elegía - Miguel Hernández/Serrat

domingo, 21 de junio de 2015

La figura paterna



"Si quieres que tu hijo sea bueno, hazlo feliz, si quieres que sea mejor, hazlo más feliz."
 El olvido que seremos - Héctor Abad Faciolince




Hace muchos años, durante una etapa de mi vida en la que me sentía frustrada, disgustada, desorientada y confundida, pensando que pese a todos mis esfuerzos por tratar de ser una buena madre y padre para mi hijo, los resultados no estaban siendo los esperados, sentí la urgencia de buscar ayuda profesional. Algo sin duda andaba mal, algo no estaba funcionando y necesitaba saber que era. 

Puse toda mi fé en quien por entonces consideraba el profesional idóneo para confesarle mis penurias y mis miedos y buscar la ayuda y orientación que estaba necesitando, e inicié unos años de psicoterapia que no sólo me ayudaron a clarificar mucho de lo que me tenía confundida, sino que me abrieron un camino de conocimiento personal que todavía continúo; entre otros aprendizajes logrados, me permitieron ver y reconocer la importancia de ese vínculo con la figura de un padre.

A partir de aquella época, mi relación con mi padre fue modificándose hasta lograr lo que en terapia se denominaba la conciliación con la figura paterna. Supe así que los hijos, en mayor o menor medida, en algún momento de la vida van a cuestionar nuestro trabajo como padres y que el resultado de esa gestión, nos permite a todos enfrentar la adultez y los años posteriores de una manera más amable y tranquila si logramos poner al día, por decirlo de alguna manera, esas cuentas de cobro que tenemos pendientes con nuestros padres, y que ellos pueden avanzar en su proyecto de vida con la tranquilidad de haber sido reconocidos y valorados, a sabiendas de que como seres humanos imperfectos todos, padres e hijos, cometemos errores...  Unos hijos son más conscientes que otros y aceptan con mayor facilidad las equivocaciones y desaciertos de los progenitores, otros necesitamos mayor trabajo para poder entender, aceptar y perdonar, pero sobretodo perdonarnos por ese cúmulo de emociones que se generaron en nuestro interior por cuenta de los desacuerdos que hubo con los padres.

La nueva relación con mi padre fue transformándose en un especial vínculo que perduraría y que ahora, algunos años después de su fallecimiento,  valoro y aprecio más, por haber sido el resultado mutuo de unos esfuerzos por aceptarnos y reconocernos en nuestras diferencias, amando  y respetando nuestras individualidades. Con los días, descubrí que en sus viejos y amarillentos archivos, él conservaba todas las cartas que a lo largo de mi vida le había escrito.  Yo misma quedé sorprendida al darme cuenta de que en mi vida, a ningún hombre de los que he amado, le había escrito tantas cartas como las que le escribí a mi padre. Reconocí inmediatamente que efectivamente, para mi,  como para muchas mujeres, el primer amor que sentimos fue el amor por ese padre que marcó nuestras vidas con su afecto dado a su manera.

Hoy  a propósito de ese pacto reconciliatorio que logré con mi padre,  encontré esta carta que, desconociendo su autora, me he atrevido a modificar mínimamente en algunas partes, pero que me ha parecido valiosa y que quiero compartir, como una manera de rendir un homenaje a todos los padres ausentes, presentes, biológicos, adoptivos, periféricos, responsables e irresponsables y tan llenos de defectos como el que más, pero que de una u otra manera, marcan el destino de quienes los predecerán.





"Honro mi linaje masculino y te honro a ti papá, por ser el paciente agricultor de mi alma pues, tras haber sembrado tu semilla, cultivaste con amor y entrega aún sin poderme sentir dentro de ti. Recibiste tu cosecha con la más delicada ternura y construiste un cordón de corazón a corazón, para unirte conmigo en amor.
Te bendigo porque de ti he aprendido cómo protegerme, proveerme, cuidarme, guiarme. Y, si hubo algunas carencias, sé que fui yo quien te eligió así para, precisamente, aprender de esa experiencia.
Me responsabilizo de todo aquello que yo acepté e integré en mí como verdadero. Reconozco que tú cumpliste tu labor de la mejor manera posible de acuerdo a tus propios recursos y dando cumplimiento al contrato de alma que ambos acordamos. Nos perdono por cualquier sufrimiento que hayamos co-creado y agradezco las lecciones que de éste obtuvimos. Nos libero de toda historia de dolor, de miedo, de enojo, de tristeza y sus consecuencias en nuestras vidas.
Sé que me he convertido en quien hoy soy gracias al aporte que seres como tú han hecho a mi vida. Todo lo que necesite corregir y mejorar es ya labor mía y me sé acompañada por tí en cada paso, pues el cordón que entreteje tu corazón al mío es inquebrantable y siempre palpitante.
Es tu mirada la que me ha enseñado a ser mirada y reconocida por los hombres. Es tu amor el que me ha mostrado cómo merezco ser amada. Es tu misericordia la que me ha dado confianza para mostrar mi fuerza. Son tus caricias las que han dejado memoria en mi piel para sólo permitirse ser tocada por el otro en total amor y entrega. Asumo mi proceso y la responsabilidad de sanar con los otros hombres de mi camino todo lo que haya quedado pendiente contigo."

Finalmente, quiero agregar este último comentario que hubiera querido incluir en el momento en que publique esta entrada aquí en el blog y que ahora quiero resaltar por considerarlo de mucha importancia en lo relacionado con esto de la figura paterna en la vida de  los hijos, sean ellos del sexo que sea. Por circunstancias de la vida tales como separaciones, divorcios o muertes, hay un error que a menudo cometemos quienes asumimos el rol de madre-padre o viceversa y es el "pretender suprimir" la figura del padre (o de la madre) en la existencia del hijo, sea esto de una manera consciente o inconsciente; podríamos ocasionar a esos seres a los que tanto amamos, nuestros propios hijos, un grave daño. Podemos excluir de nuestra vida a los compañeros que un día elegimos y de los que en un momento decidimos sacar de ella, pero no podemos cometer la grave injusticia y el error de pretender excluirlos de la vida de los hijos. Las consecuencias de ésto las terminan pagando los hijos, quienes en la búsqueda de esa figura paterna o materna que se les ha negado, pudieran llegar a desarrollar conductas maladaptativas.