Ramo de palma de cera
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Iglesia Santa Isabel de Hungría |
Jamás se borrarán de mi memoria esos desfiles del Domingo de Ramos por el barrio, cuando el cura decidía cambiar su hábito usualmente negro, por el morado y con su casulla blanca colocada sobre su hábito, desfilaba por el barrio en compañía de sus acólitos o sacristanes y todo el séquito de feligreses que lo seguían, conmemorando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, inolvidable para todo el mundo cristiano.
Las palmas y todos esos adornos tejidos que se hacían rociar de agua bendita, en cada casa se convertían a partir de ese día y hasta el nuevo año, en una especie de reliquia o de contra para épocas difíciles. Decían que en días de tormenta se prendían esos ramos benditos para aplacar el mal tiempo. A los niños se les pedía hacer cadenas de oraciones a medida que se iban anudando esos ramitos y se seguía una serie de costumbres y tradiciones que año tras año se mantenían. Esta práctica, como sabemos, ha pasado de moda debido al daño ecológico que se estaba haciendo a la Palma de Cera, nuestro árbol nacional. Me pregunto cómo serán los ramos en la actualidad, cuando según he leído, se está promoviendo el uso de los ameros de mazorca con dicho fin.
Una de las cosas interesantes que traía la semana santa, además del descanso de las madrugadas de todos los días de colegio, era la expectativa que surgía con la comida especial que se prepararía en cada casa para esos días santos. En mi época se mantenía la costumbre del ayuno y la abstinencia en ciertos días, pero así como se ayunaba, se preparaban también, unas tremendas comilonas de pescado, por ejemplo, para los viernes santos. En el mercado se conseguían las sartas enormes de pescado provenientes del río Magdalena que en época de creciente dejaba mucho pescado disponible para el consumo. Creo que con el devenir de los tiempos, ya si es que aún queda pescado, debe estar muy contaminado. No se, pero quisiera mantener la esperanza de que a las nuevas generaciones les haya tocado disfrutar tanto como a nosotros, esa época de las subiendas de pescado. Pero en fin, si no era el pescado fresco, existía también el seco que se compraba por esta temporada y que una vez desalado, servía para preparar un pescado muy rico o para tortas que complementaban el menú de los días santos.
Viudo de Pescado
En cada casa, de acuerdo con el origen de las familias, se seguían algunas costumbres y se preparaban diferentes platos. A mí me correspondió una mezcla de tolimense y bogotano, de tal forma que el menú de la casa era algo ecléctico, manteniendo mayormente la influencia tolimense que venía por el lado de mi papá, y los famosos viudos de pescado, hacían parte de esos menús obligatorios de la temporada, pero también había espacio para los deliciosos postres que la abuela sabía preparar y que a los niños nos encantaban. Había uno que se preparaba con almojábanas, panela, canela y limón, Se hacían las islas flotantes, que de ella aprendí a hacer y siempre me quedé con el deseo de aprender a preparar uno que hacían con casquitos de limón, arequipe y no se qué otras delicias de la repostería criolla.
Islas flotantes
Pero durante la semana santa las actividades giraban básicamente en torno a las tradiciones religiosas, y así era como llegábamos a los jueves santos con las visitas de los monumentos, viacrucis y confesiones. En la noche era una novedad asistir a la iglesia a la visita del Santísimo. Este día, para nosotros los niños,empezaba la parte menos divertida de la semana. Era por entonces prohibido correr, gritar, mucho menos pelear o decir palabrotas. El juego quedaba relegado para los días posteriores porque durante jueves y viernes, esas actividades estaban vedadas, por considerarse una ofensa a Dios. La verdad, poco acatábamos esas órdenes, pero procurábamos mantenernos menos inquietos que los demás días, sobretodo por temor a las encolerizadas de mi papá que por esos días únicos en el año, permanecía todo el tiempo en casa escuchando música clásica o religiosa, porque, ese era otro detalle, las emisoras suspendían sus programaciones regulares y sólo se escuchaba música sacra o clásica y sermones y reflexiones propias de la semana de pasión.
El viernes era un nuevo día y en esa ocasión era casi obligatorio asistir al sermón de las siete palabras, al lavatorio de pies y a todas las ceremonias que duraban toda la tarde en la iglesia. En la noche algunas veces se asistía a la velación del sepulcro y a nosotros nos encantaba poder respirar aire puro así fuera en la noche, ya que el claustro de esos dos días sacros en la casa eran definitivamente insoportables para nuestras inquietas mentes y cuerpos infantiles.
Iglesia de Monserrate
El sábado el ambiente religioso se hallaba ya un poco mas relajado y el domingo era de nuevo la alegría la que retornaba a nuestra casa. No sólo porque era el día en que se celebraba la resurrección de Cristo, sino también porque recuperábamos la libertad de gritar, jugar y por supuesto de pelear!!!
Natilla con dulce de moras
Se preparaba en este domingo, el día de Pascua, la mejor comida de la semana y todo retornaba a la normalidad. Pronto olvidábamos las promesas hechas frente al altar de no pelearnos con los hermanos, de despojarnos de la envidia, de todas esas pilatunas que eran consideradas pecados y la vida continuaba para uno nuevamente con las responsabilidades y a veces, hay que decir que muchas, con el temor de haber dejado escapar esos preciosos días de vacaciones, sin completar el cúmulo de tareas que por lo general nos eran asignadas para esa semana de pasión. Ahí para muchos de nosotros, los que eramos mas vagos, venía nuestro siguiente calvario.
Ya están muy lejanos esos días llenos de tanto temor de uno y otro orden, pero siguen recordándose con emoción las anécdotas que llenaban esos días de pausa que teníamos en medio de esa agitada vida escolar y que fueron transformándose drásticamente cuando llegamos a la adolescencia. Esa será una historia que recordaré en otra oportunidad.
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Matraca de bambú |
He olvidado mencionar las famosas matracas, esos objetos ruidosos que aparecían durante esta época y que eran utilizados con esa finalidad, hacer ruido, pero no recuerdo exactamente cuándo y porqué era que se utilizaban. Seria interesante que alguno de los que goza de buena memoria nos refresque un poco la nuestra con algo de lo que hemos olvidado.
Rómulo Sáchica Valbuena nos ha enviado este comentario sobre las matracas y algún otro recuerdo de la semana santa. "Al morir Jesús su voz se apagó con él, y como la campana es la voz de Dios, la iglesia como remplazo, inventó la matraca para acompañar las ceremonias propias de la época. También quiero agregar que mi madre nos llevaba a ver el santo sepulcro y a rezar los 33 credos, cuenta que se llevaba haciendo un nudo por cada credo, en una tirita de la palma que sacaban el domingo de ramos. Después de terminado el rezo, se colocaba dentro del sepulcro."
Rómulo Sáchica Valbuena nos ha enviado este comentario sobre las matracas y algún otro recuerdo de la semana santa. "Al morir Jesús su voz se apagó con él, y como la campana es la voz de Dios, la iglesia como remplazo, inventó la matraca para acompañar las ceremonias propias de la época. También quiero agregar que mi madre nos llevaba a ver el santo sepulcro y a rezar los 33 credos, cuenta que se llevaba haciendo un nudo por cada credo, en una tirita de la palma que sacaban el domingo de ramos. Después de terminado el rezo, se colocaba dentro del sepulcro."
Estuve ayer durante buena parte del dia intentando recuperar algunos comentarios que habian hecho el agno pasado sobre esta publicacion en Facebook, donde alguno de los miembros aclaraba lo del uso de las matracas durante la semana santa. Queria darle el credito correspondiente a quien hizo el aporte, pero infructuosamente tuve que abandonar el intento. Cualquier comentario que se haga en el muro del Facebook, con los dias se pierde y volver a verlo es una tarea imposible y lo comprobe ayer.
ResponderEliminarQuien quiera que comento lo de las matracas, decia que se usaban a partir del viernes santo cuando las campanas dejaban de sonar en segnal de duelo y que estas, retornaban el domingo de resurrecion.
Ojala se animen a escribir aqui los comentarios pertinentes, para que puedan ser leidos facilmente y no se pierdan como los que ya en varias oportunidades he mencionado.
Por otra parte, ayer recordabamos con algunas muzulmanas locales asuntos relacionados con la gastronomia de la epoca y Dogna Amalia de Lopez contaba como anteriormente existia la tradicion de los siete postres para la semana santa, una costumbre que en menor medida yo alcance a vivir, pero que con el tiempo se fue perdiendo. Si alguien tiene recuerdos sobre cuales eran esos siete postres tradicionales, ojala nos ayude a refrescar la memoria.
Gracias Connie, por regresarme al Cristianismo de la semana santa,,que por cierto no lo era tanto y aun no lo sigue siendo.Fueron epocas donde teniamos que ser catolicos a la fuerza o de lo contrario perdiamos la entrada al cielo.En mi viacrucis he tratado de ser un cristiano,pero desafortuanadamente no lo he logrado y en lo unico que he sido fiel,es el comer pescado el viernes santo.Que tan dificil es seguir esta filosofia en un mundo que mata a Cristo,despues de unos pocos meses de haber nacido (Diciembre-Abril).Es tiempo de recapacitar para sacar todos los diablos que nos atormentan y hacer todas las semanas santas.Ahora si,vamos a recordar el catecismo del padre Astete,o no salen al recreo.
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