miércoles, 25 de abril de 2012

Virgenes y demonios - "breves lecciones de sexualidad"


Para piel de manzana - Serrat


Breves "lecciones de sexualidad"

Para quienes vivimos la infancia, la adolescencia y parte de nuestra adultez en el barrio, esto significo vivir algunas de todas esas historias que aqui tratamos de recordar, a traves de las cuales se fueron gestando de cierta manera los seres humanos que ahora somos. Para nuestra satisfaccion o pese a ello, esa convivencia aporto mucho a nuestra vida.  Alli hicimos nuestros primeros amigos, aprendimos las primeras letras, tuvimos nuestros primeros encuentros amorosos y para muchos tambien, fue alli en el barrio donde encontramos la persona con quien decidimos tener una familia. Pensar en esos tiempos, es obvio, nos trae grandes recuerdos, unos buenos y otros no tanto, pero definitivamente son parte de nuestra historia y aunque hayan quedado algunas cicatrices de nuestro paso por alli, siempre resultara interesante o cuando menos sanador el recordarlos.


Picasso

Cuando me recreo paseando por esas etapas de mi vida en busca de recuerdos sobre los cuales anotar algo adicional a lo que se ha comentado antes, se me cruza la idea de las virgenes y los demonios, pensando en el contraste que existia en la crianza de niños y niñas en ese pasado que ya va quedando lejos. Sin pretender caer en discusiones sobre el tema de la igualdad de derechos entre los dos generos y los intentos que se han hecho por lograrlo, quiero compartir la forma como yo percibia el abismo que nos separaba entonces y lo que representaba el ser varon o hembra dentro de esa subcultura muzulmana, llena de contrastes de costumbres, creencias, formas diversas de pensamiento y hasta de contradicciones.

Niña jugando con muñeca - Murillo

Recorde por ejemplo, que a las niñas, desde muy chicas se nos educaba dentro de la creencia que la mujer debia ser un dechado de virtudes entre las que se consideraban ser hacendosas, castas, sumisas, amantes de la familia y de todo lo que significara el hogar y por encima de todo esto, claro, lo esencial, que llegara virgen al matrimonio. Ser virgen era entonces como una meta importante que se le diseñaba a la mujer desde que nacia y constituia uno de los valores maximos para ser considerada una buena mujer.  "A la mujer no le basta ser buena, sino tiene que aparentarlo" le escuche a mi mama y a mi abuela repetir con bastante rigor muchas veces. Aprendimos a rezar el rosario con la abuela y no dejo de pensar en ella, cuando recuerdo las tardes de aburrimiento infinito sin poder salir a callejear como lo hacian mis hermanos; ella solia encerrarnos en el cuarto que compartiamos  para acompañarle en su inolvidable Trisagio a la Santisima Trinidad...."Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejercitos, llenos estan los cielos y la tierra de la majestad de vuestra gloria"  Era un estribillo que repetiamos una y otra vez sin comprender claramente lo que alababamos y glorificabamos. Para nosotras era una especie de arrullo cotidiano a la hora de la siesta, que nos permitia liberar un poco la imaginacion para volar fantasiosamente hacia lugares y actividades a los que nos era vedado como ir a los chircales, los potreros aledaños, la caceria de pajaros, las correrias con amigos de arbol en arbol, de techo en techo, de tapia en tapia convertidos en ladrones y policias o en heroes de television, desarrollando destrezas fisicas que para entonces no eran propias de una niña. Cuando despertabamos del ensueño, aterrizabamos de nuevo a la realidad, a ser niñas de buenos modales, pulcras, inmaculadas, como correspondia a una mujer de buenas costumbres y por encima de todo...VIRGEN!!!


Tanya Torres

No nos sera dificil recordar, estoy segura, esas frases que como sentencias caian inmisericordemente sobre aquella que faltara a ese patron de comportamiento establecido...."Fulanita metio las patas" ... "se comio las onces antes del recreo" ... "metio las de caminar" o "resulto con su Domingo Siete". Todas estas expresiones y otras, desde luego, se referian al hecho de haber perdido la dichosa virginidad y lo que era peor aun, el resultar con un embarazo inesperado, para no denominarlo indeseado. Era casi el fin del mundo!!! Los padres, segun su estilo personal, respondian al hecho de diversas maneras. Unos furibundos descargaban su frustracion en la nueva aspirante a mama, golpeandola, insultandola, rebajandola al opuesto termino de virgen, aquella palabra de cuatro letras que era el antonimo de la pureza y en algunos casos, siendo del repudio familiar, el asunto terminaba en un mal matrimonio o en casos extremos en exilio involuntario o la expulsion de la casa. Los mas condescendientes abrigaban la esperanza de que mas adelante la niña volviera por el buen camino, consiguiera un bondadoso hombre que perdonandole el gran pecado de no ser virgen se casara y asunto arreglado.

Goya

Por otro lado, existia un mundo paralelo, pero completamente disimil del de las virgenes; desde luego estamos hablando del de los demonios y es que si por una parte en las niñas se promovia la castidad y todas las llamadas virtudes, en el caso de los varones, se resaltaba exactamente lo contrario. Era muy bien visto, o cuando minimo, los padres solian hacerse los de la vista gorda al hecho de que su pequeño demonio empezara a dar muestras de virilidad, persiguiendo en las tardes a la empleada del servicio para empezar, por pellizcarle al menos las nalgas. Se exaltaba entonces esa "picardia" en los niños y era bien visto que ellos si tuvieran actividades sexuales fuera del matrimonio y se convirtieran en unos verdaderos demonios antes de llegar al altar. Era sumamente importante que el hombre exhibiera ciertas destrezas sexuales en la noche de bodas y por supuesto, para este fin, valia TODO!!!  Algunos padres, tios, abuelos, padrinos o amigos, los mas experimentados, eran los complices que acompañaban al niño virgen y aspirante a demonio, en su rito de iniciacion en la vida sexual, visitando las damas de ninguna virtud, excepto las relacionadas con el motivo de la visita, quienes por unos cuantos pesos, les devolvian transformados en machos cabrios, listos a continuar la practica con cuanta victima encontraran en su camino. De la misma manera como recordabamos las frases con que se expresaba el hecho de que una niña tuviera sus primeras experiencias sexuales y estas fueran descubiertas, en el caso de los niños, no tenia mayor forma de censura. Se mantenia un silencio riguroso y nadie mencionaba el hecho, si es que se revelaba. Ninguno podra olvidar tampoco esas primeras experiencias cuyos escenarios fueron muy variados.  Muchos fueron los que tendran en sus recuerdos esos anocheceres acechando a las llamadas muchachas del servicio del vecindario o a las de su propia casa, cuando la pobre salia a hacer los "mandados" de ultima hora,para el desayuno del dia siguiente. Habia muchos antejardines, chircales que ya no existen y rincones del barrio por donde se llevaron a cabo esas escenas de amor y sexo iniciatico. Algunas madres preocupadas por esa exacerbada e inquietante actividad sexual de sus retoños, optaban silenciosamente y sin hacer mayor escandalo, por deshacerse de su empeada que les habia resultado tan buena para no tener que enfrentarse a esta bochornosa situacion, propiciada por su nuevo demonio, cuando no por su propio marido, cuyo epilogo podria llegar a evidenciarse nueve meses despues. Convertidos en eso, en pequeños demonios, eran capaces de saltar tapias, trepar rejas y como gatos nocturnos llegar hasta donde encontrarian su presa de deseo. Algunos esgrimian la vieja estrategia de la promesa amorosa o el chantaje emocional y eran tambien muchas las que caian. 

El Bosco

Esta etapa de hiper-erotismo que es la adolescencia, para niños y niñas venia marcada por grandes diferencias. Lo que si resultaba comun a ambos, era la escasa o casi nula educacion sexual que se ofrecia. Los padres "vanguardistas" proporcionaban una informacion basica minima sobre el asunto de la procreacion, mas que nada basada en el miedo y el pecado, pero con pocas explicaciones. De esta manera, la educacion sexual se daba en las calles, en las horas de recreo y en los ratos de ocio que se compartian con los amigos. Como consecuencia, las ideas completamente distorsionadas que surgian de las mentes infantiles de virgenes y demonios, al recordarlas, no dejan de producir risa. Para mencionar solo algunas de las anecdotas, esta por ejemplo una de las unicas lecciones dadas por nuestra madre. Segun ella, la razon por la que no debiamos permitir que un muchacho nos besara, era porque el beso producia un cierto estado hipnotico o un trance en el que uno perdia la voluntad y la conciencia y aun sin quererlo, terminaria haciendo TODO lo que el fulano quisiera hacer con uno. De esta manera, a toda costa, habia que evitar ese contacto, que por inocente que pareciera, podria tener efectos absolutamente nefastos e imprevisibles. Yo, bastante curiosa, desafiante y algo irreverente como era, me atrevi a desvirtuar su teoria.... No  podia culparla a ella por este analfabetismo, cuando la unica leccion de educacion sexual que ella habia recibido de la abuela, habia ocurrido en la misma noche de su matrimonio, antes de partir en viaje de luna de miel con su esposo, mi papa. Al despedirse, la abuela le dio un beso y le susurro al oido la que seria su primera y ultima leccion de comportamiento sexual: "No tengas miedo y haz todo lo que te diga tu marido".  Peor aun era nuestra ignorancia, aun siendo ya grandes, cuando por castigo paterno fuimos enviadas internas a un colegio de monjas en Puente Nacional. Un dia estando en la biblioteca del colegio, sentadas en silencio, muy tranquilas, siguiendo las normas que se nos exigia en lugares como este, repentinamente una monja de las mas viejas de la comunidad, la bibliotecaria, empezo a hacernos unas muecas de desagrado y a gritarnos mientras se iba levantando de su silla en actitud agresiva diciendonos: "Oigan muchachitas, no hagan carrizo". Nosotras estupefactas nos mirabamos y entendiamos por su expresion, que estaba enojada, pero jamas imaginabamos lo que queria decirnos. Tal parecia a juzgar por sus arrugas y su expresion, que nos estaba hablando en español antiguo. "Hacer carrizo", lo supimos gracias a las compañeras antiguas que nos ilustraban en ese instante, era cruzar la pierna. En el colegio estaba prohibido cruzar la pierna y no entendiamos la razon. Fue tiempo despues que alguien nos lo explico y juro que fue hasta entonces, que me percate de como para las mentes castas de las monjas, el cruzar la pierna estaba asociado a la masturbacion, igual que no nos era permitido dormir con las manos bajo el cobertor, sin que alguien nos explicara la razon de ser de estos reglamentos. Entre los amigos circulaban multiples versiones acerca de como se producia el embarazo, de las consecuencias de la masturbacion y asi una y otra vez, cada quien exploro ese mundo tan atractivo, venciendo los temores y los peligros que supuestamente nos acechaban. Una "leccion" que me parecio bastante simpatica fue la que le daba un amigo a otro sobre como se producia el embarazo. Ciertamente, esta era, segun el, la consecuencia de masturbarse con velas. Adentro, decia, refiriendose al caso de las mujeres, la vela se derretia y la parafina se iba acumulando en el vientre, que al cabo del tiempo, terminaba en una panza voluminosa de nueve meses!!!  Ni hablar del temor generalizado y las bromas que se creaban entorno a la posibilidad de que les creciera un pelo largo en la palma de la mano a quienes se dedicaban a la practica del sexo en solitario. Habia otro que le advertia a su mejor amigo sobre como mantener la mesura y la calma al masturbarse, porque la velocidad podia ser tan peligrosa que le podria causar hasta la muerte. Un infarto ocasionado por exceso de velocidad, podria ser irreversible y letal. En una oportunidad tambien participe de una discusion entre niñas de diez a doce años, donde se afirmaba que efectivamente tanto hombres como mujeres producian leche. Segun las doctas en el tema, las mas grandes y con hermanos mayores, aseguraban que era cierto y que la diferencia basica radicaba en la parte por donde se producia la secrecion. Las mujeres, logicamente, como se sabia, por los senos, pero en los hombres, lo que a las mas ignorantes, las menores nos resultaba inverosimil, aterrador y obsceno, por el pipi, como denominabamos al pene, vocablo que ni siquiera podia pronunciarse en voz alta. Cuando se decia la palabra pipi, se procuraba inclinar la cabeza hacia un lado y con la mano en la boca, hacia el extremo contrario de la mano, como desviando el sonido, en un tono mas bajo, casi de susurro, se pronunciaba por duplicado el sonido de la silaba...pi-pi.

Picasso

Es verdad que las cosas han cambiado. El lugar sigue siendo el mismo, el barrio.  Ya no existen los potreros ni los chircales y en las noches, seguramente, seran pocos los que se atrevan a propiciar encuentros amorosos en esos callejones que en nuestro tiempo eran unos complices inofensivos. El miedo se traslado de espacio (ahora quizas es mas peligroso estar parqueado frente al computador mismo que salir a la calle)  y algunas creencias han ido modificandose. Para bien o para mal, los muchachos de hoy en dia, tienen mas libertades y gozan de una amplia informacion que les permite tomar decisiones sino mas asertivas, estando por lo menos  mejor documentados. Siguen ocurriendo, a pesar de todo, embarazos inesperados y las enfermedades transmitidas por contacto sexual han aumentado causando gran preocupacion; sigue existiendo la profesion mas antigua del mundo y creo yo, seguira prevaleciendo en nuestra memoria el recuerdo de los mundos paralelos de virgenes y demonios durante esos años de adolescencia que precedieron a nuestra adultez.


Pero que hermosas eran - Joaquin Sabina

jueves, 5 de abril de 2012

La Semana Santa Muzulmana


 Ramo de palma de cera

En Abril....aguas mil!!! Así decía el estribillo que recuerdo se escuchaba por esta época del año en nuestra ciudad, en nuestro barrio. Era el decir de las abuelas y se constataba al llegar ese añorado receso que teníamos al llegar la semana santa. Ansiosos esperábamos ver el desfile de las palmas el domingo de ramos, con el que se inauguraba la semana mayor, y mayormente esperada por uno que miraba las vacaciones de junio, las de mitad de año, como tan distantes. Esta semanita, por tanto, se convertía en el mejor regalo que la vida nos podía proporcionar como recompensa a los que nos decíamos estudiantes en aquel entonces, por esos esfuerzos de los primeros meses de actividad académica. Con lluvia o sin ella, era tiempo de vacaciones, era la semana santa.

Iglesia Santa Isabel de Hungría
Jamás se borrarán de mi memoria esos desfiles del Domingo de Ramos por el barrio, cuando el cura decidía cambiar su hábito usualmente negro, por el morado y con su casulla blanca colocada sobre su hábito, desfilaba por el barrio en compañía de sus acólitos o sacristanes y todo el séquito de feligreses que lo seguían, conmemorando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, inolvidable para todo el mundo cristiano.
Las palmas y todos esos adornos tejidos que se hacían rociar de agua bendita, en cada casa se convertían a partir de ese día y hasta el nuevo año, en una especie de reliquia o de contra para épocas difíciles. Decían que en días de tormenta se prendían esos ramos benditos para aplacar el mal tiempo. A los niños se les pedía hacer cadenas de oraciones a medida que se iban anudando esos ramitos y se seguía una serie de costumbres y tradiciones que año tras año se mantenían. Esta práctica, como sabemos, ha pasado de moda debido al daño ecológico que se estaba haciendo a la Palma de Cera, nuestro árbol nacional.  Me pregunto cómo serán los ramos en la actualidad, cuando según he leído, se está promoviendo el uso de los ameros de mazorca con dicho fin.


Una de las cosas interesantes que traía la semana santa, además del descanso de las madrugadas de todos los días de colegio, era la expectativa que surgía con la comida especial que se prepararía en cada casa para esos días santos. En mi época se mantenía la costumbre del ayuno y la abstinencia en ciertos días, pero así como se ayunaba, se preparaban también, unas tremendas comilonas de pescado, por ejemplo, para los viernes santos. En el mercado se conseguían las sartas enormes de pescado provenientes del río Magdalena que en época de creciente dejaba mucho pescado disponible para el consumo. Creo que con el devenir de los tiempos, ya si es que aún queda pescado, debe estar muy contaminado. No se, pero quisiera mantener la esperanza de que a las nuevas generaciones les haya tocado disfrutar tanto como a nosotros, esa época de las subiendas de pescado. Pero en fin, si no era el pescado fresco, existía también el seco que se compraba por esta temporada y que una vez desalado, servía para preparar un pescado muy rico o para tortas que complementaban el menú de los días santos.

Viudo de Pescado

En cada casa, de acuerdo con el origen de las familias, se seguían algunas costumbres y se preparaban diferentes platos. A mí me correspondió una mezcla de tolimense y bogotano, de tal forma que el menú de la casa era algo ecléctico, manteniendo mayormente la influencia tolimense que venía por el lado de mi papá, y los famosos viudos de pescado, hacían parte de esos menús obligatorios de la temporada, pero también había espacio para los deliciosos postres que la abuela sabía preparar y que a los niños nos encantaban. Había uno que se preparaba con almojábanas, panela, canela y limón, Se hacían las islas flotantes, que de ella aprendí a hacer y siempre me quedé con el deseo de aprender a preparar uno que hacían con casquitos de limón, arequipe y no se qué otras delicias de la repostería criolla.


Islas flotantes

Pero durante la semana santa las actividades giraban básicamente en torno a las tradiciones religiosas, y así era como llegábamos a los jueves santos con las visitas de los monumentos, viacrucis y confesiones. En la noche era una novedad asistir a la iglesia a la visita del Santísimo. Este día, para nosotros los niños,empezaba la parte menos divertida de la semana. Era por entonces prohibido correr, gritar, mucho menos pelear o decir palabrotas. El juego quedaba relegado para los días posteriores porque durante jueves y viernes, esas actividades estaban vedadas, por considerarse una ofensa a Dios. La verdad, poco acatábamos esas órdenes, pero procurábamos mantenernos menos inquietos que los demás días, sobretodo por temor a las encolerizadas de mi papá que por esos días únicos en el año, permanecía todo el tiempo en casa escuchando música clásica o religiosa, porque, ese era otro detalle, las emisoras suspendían sus programaciones regulares y sólo se escuchaba música sacra o clásica y sermones y reflexiones propias de la semana de pasión.


El viernes era un nuevo día y en esa ocasión era casi obligatorio asistir al sermón de las siete palabras, al lavatorio de pies y a todas las ceremonias que duraban toda la tarde en la iglesia. En la noche algunas veces se asistía a la velación del sepulcro y a nosotros nos encantaba poder respirar aire puro así fuera en la noche, ya que el claustro de esos dos días sacros en la casa eran definitivamente insoportables para nuestras inquietas mentes y cuerpos infantiles.

Iglesia de Monserrate

El sábado el ambiente religioso se hallaba ya un poco mas relajado y el domingo era de nuevo la alegría la que retornaba a nuestra casa. No sólo porque era el día en que se celebraba la resurrección de Cristo, sino también porque recuperábamos la libertad de gritar, jugar y por supuesto de pelear!!!

Natilla con dulce de moras

Se preparaba en este domingo, el día de Pascua, la mejor comida de la semana y todo retornaba a la normalidad. Pronto olvidábamos las promesas hechas frente al altar de no pelearnos con los hermanos, de despojarnos de la envidia, de todas esas pilatunas que eran consideradas pecados y la vida continuaba para uno nuevamente con las responsabilidades y a veces, hay que decir que muchas, con el temor de haber dejado escapar esos preciosos días de vacaciones, sin completar el cúmulo de tareas que por lo general nos eran asignadas para esa semana de pasión. Ahí para muchos de nosotros, los que eramos mas vagos, venía nuestro siguiente calvario.
Ya están muy lejanos esos días llenos de tanto temor de uno y otro orden, pero siguen recordándose con emoción las anécdotas que llenaban esos días de pausa que teníamos en medio de esa agitada vida escolar y que fueron transformándose drásticamente cuando llegamos a la adolescencia. Esa será una historia que recordaré en otra oportunidad.

Matraca de bambú
He olvidado mencionar las famosas matracas, esos objetos ruidosos que aparecían durante esta época y que eran utilizados con esa finalidad, hacer ruido, pero no recuerdo exactamente cuándo y porqué era que se utilizaban. Seria interesante que alguno de los que goza de buena memoria nos refresque un poco la nuestra con algo de lo que hemos olvidado.
Rómulo Sáchica Valbuena nos ha enviado este comentario sobre las matracas y algún otro recuerdo de la semana santa. "Al morir Jesús su voz se apagó con él, y como la campana es la voz de Dios, la iglesia como remplazo, inventó la matraca para acompañar las ceremonias propias de la época. También quiero agregar que mi madre nos llevaba a ver el santo sepulcro y a rezar los 33 credos, cuenta que se llevaba haciendo un nudo por cada credo, en una tirita de la palma que sacaban el domingo de ramos. Después de terminado el rezo, se colocaba dentro del sepulcro."