Muchos son los rituales que a lo largo de nuestras vidas hemos visto realizar o hemos efectuado cuando, como en este dia, damos por clausurado un año mas de nuestro paso por esta dimension. Muchas veces me he preguntado a que se debe ese empeño del ser humano en llevar cuentas, en ese ejercicio de cerrar ciclos, para abrir unos nuevos y creo que tiene que ver con ese acto de recordar el retorno de los ciclos de la naturaleza. Algunas veces me han parecido entre absurdas, ridiculas y divertidas, hasta logicas, sanas y magicas, esas practicas que cada quien, siguiendo sus tradiciones, o inventando unas nuevas, realiza al culminar el año y al aproximarse las doce de la noche del dia 31.
En mi infancia, no recuerdo otra cosa especial que se hiciera en mi casa el 31, que no fuera dormir. Mis padres eran poco sociables y menos aun, dados a esas practicas, que a su modo de pensar eran perdida de tiempo, de dinero y de sueño. Con el paso de los años, me fui viendo involucrada en estas celebraciones y llegada la adolescencia, eso de estar despierto a la medianoche del ultimo dia del año, me entusiasmaba y se me hacia cosa de gente adulta, razon por la que me motivaba mas el permanecer activa hasta esas horas. Siendo ya adulta, la cosa fue tornandose algo mas compleja y ese dia, la actividad se multiplicaba. Habia que poner en juego nuestras destrezas sociales para combinar los elementos a nuestro alcance y darle a ese cierre del año, quizas aun sin pensarlo, un significado de union, de camaraderia, de solidaridad y se incluia entonces en el festejo, cuanto elemento hubiera a nuestra disposicion. Compartiamos y repartiamos a diestra y siniestra besos, abrazos, baile, cigarros, licores, comida, emociones y en fin, el asunto era dejar salir nuestra creatividad y desahogarnos de las angustias y las tensiones que dejaba el año viejo, para salirle al encuentro al año siguiente llenos de buena energia, y en muchos casos, casi privados de la consciencia, por el efecto de lo que se consumia. Año tras año, la vida fue dejando su huella, o, sera mejor decir, fuimos dejando nuestra huella en el camino de la vida y asi, llegamos a este nuevo final donde la vida nos permite iniciar otro ciclo y nos preguntamos...que ira a ser del nuevo año?Que sorpresas tendremos con el devenir de los dias que ya llegan?
Hoy evocando un poco todos esos ciclos transcurridos, se me ocurre que este final del 2011, podria ser el momento ideal para ahora si, de manera saludable y con nuestra mente aun sin el efecto de alterantes de nuestra consciencia, con los ojos abiertos o cerrados, podamos recorrer el 2011, dia tras dia mentalmente, como en una especie de meditacion, elaborando nuestro mandala y dandonos cuenta de que al llegar al circulo ultimo y observando desde nuestro microcosmos, hasta el circulo exterior, el del macrocosmos, podamos ir deshaciendo ese mismo mandala grano por grano, dia tras dia, dejando atras cada uno de ellos con todo lo que represento, como un ejercicio interior de despedirnos de todo cuanto esos dias contuvieron. Nuestras alegrias y nuestras tristezas, los dias de angustias y de preocupacion, los de calma y sosiego. Los momentos de dolor y sufrimiento, junto con los placenteros y agradables. Despedir a los seres que nos acompañaron y que ya no estan por las razones que sea y despedirnos de nuestras emociones positivas y negativas. Dejar atras los rencores y resentimientos, tanto como las horas de jubilo y de regocijo. Y finalmente, al deshacer el ultimo dia, con los ojos bien abiertos y nuestra mente completamente alerta, nos encontremos con un espacio en blanco para ser llenado de la forma que mejor nos resulte posible, permitiendonos pensar en todas las posibilidades infinitas de crecimiento humano que llegan con el nuevo año. Que luego podamos visualizar la magia de los colores en los dias venideros, para que podamos iluminar esas posibles zonas oscuras que sin duda encontraremos y que la sabiduria brote de nuestro interior, para que el nuevo año sea un mandala nuevo que diseñemos con lo mejor que tengamos dentro de nosotros mismos.
Ruego porque no abandonemos el sentido del humor a la hora de enfrentarnos a los dias sombreados, que el conocimiento que hemos adquirido nos permita comprender que de la luz a la sombra hay tanto que recorrer, como de la sombra a la luz y que ese arco iris multicolor en el que se transforme nuestro nuevo año, al finalizar el conteo el proximo diciembre, nos reuna de nuevo y nos convoque para compartir nuevos aprendizajes.
Y ahora si.....que se enciendan las luces, la musica y se prepare el vestido de la noche. Propongo que compartamos e inventemos nuevos rituales para recibir con alegria el 2012 y que despidamos con todos los honores, este 2011, que de seguro no ha sido facil para nadie. Llego la hora de comprar las uvas, de preparar la ropa interior amarilla, de alistar la maleta para salir corriendo alrededor de la cuadra, de echar el huevo en el vaso de agua, de sacar la escoba nueva, de instalar la mata de sabila en el lugar apropiado, de encender las velas blanca, morada y amarilla, de prenderle la veladora a San Judas (el santo de lo imposible) o poner de cabeza a San Antonio (el que le consigue pareja a los que no la tienen). Llego la hora de rociar con agua bendita la casa, de bañarse con agua de canela; la hora de ensartarle un alfiler al billete de mayor denominacion y demas practicas que nos alegran la noche del año viejo.
Aqui va el ritual que yo propongo:faltando cinco pa las doce, en vez de correr a la casa a besar a mi mama, apagar la musica, apagar la luz, cerrar los ojos y.....no, nada de dormirse. Meditar en silencio por esos minutos abrazarnos a nosotros mismos, abrazar nuestros dolores, nuestros problemas y prometerles que pondremos nuestro empeño en resolverlos, en querernos mas y en perdonarnos por las equivocaciones cometidas y a cambio, abrazar el aprendizaje que hemos obtenido de nuestras equivocaciones. Abrir los ojos, prender las luces, colocarnos de espalda a una ventana y tirar hacia afuera y sin voltearnos, doce monedas, una por cada mes del año, luego, rapidamente despachar las doce uvas y para finalizar, abrazar a doce pesonas y desearles todo lo mejor que podamos. De ahi en adelante...corre por cuenta del anfitrion.....FELIZ AÑO para toda la muzulmanidad!!!!!
Y para finalizar, estas joyas de antaño, que con seguridad nos pondran en contacto con nuestras emociones....Salud y bienestar!!!!
Perdon por no colocar el tradicional, pero este corto video me parecio interesante
“Llego Diciembre con su alegria, mes de parranda y animacion...”Quien de nosotros no recuerda las epocas decembrinas en el barrio de nuestra infancia????La cosa se prendia con los faroles y las velitas. Ni mencionemos la quema de llantas, que contribuia sin que lo supieramos en ese entonces, a la contaminacion ambiental. Luego los dias parecian no correr rapido, mientras en cada casa se desempolvaba la caja que contenia los muñecos del pesebre y se conseguia el musgo, la lama, los quiches, que tambien en esa epoca, era muy natural arrancarlos de los montes aledaños. No eramos conscientes del proceso de deforestacion y del daño ecologico que se hacia, pero lo cierto es que aparecian por la epoca los vendedores de costalados de musgo, que con este rebusque, se hacian a su Navidad.
Poco a poco en las casa se decidia cual era el rincon para armar el pesebre, y finalmente surgian las ideas sobre como hacer las casitas, donde colocar el lago, donde el pesebre con el burro y el buey, San Jose y la Virgen, por donde debian llegar los Reyes Magos y en fin, el trabajo de armada del pesebre, al menos en mi casa, no concluia hasta que se acababan las vacaciones, ya muy entrado el mes de enero, cuando se recogia el mugrero que quedaba con el musgo reseco y las casas de carton desvencijadas o definitivamente destrozadas, despues de tanto trastearlas de un lado a otro durante todo el mes. Todos los dias, alguno de nosotros tenia una mejor idea de donde ubicar cada figura, y en ocasiones, estas decisiones eran causantes tambien de conflictos familiares; pero aun asi, nos entreteniamos largas horas cambiandole la cara a nuestro pesebre, unas veces con luces, otras con papel cristal y espejos que en nuestras manos se convertian en cascadas y manantiales, o en lagos fantasticos donde reposaban disfrutando el panorama, cisnes de plastico multicolores y otros animales que en medio de nuestros pesebres lucian muy bien, sin que repararamos para nada en si sus tamaños correspondian o no a las escalas normales, al igual que la figura del Niño Dios, que en ocasiones podia llegar a ser el doble y hasta el triple del tamaño de la Virgen o de San Jose.Los camellos y elefantes, ovejas, burros y perros, gatos y pollos, todos convivian en paz en esos pesebres fabulosos que deleitaban nuestras tardes de vacaciones decembrinas.
Pero los farolitos y las velitas y la armada del pesebre, no eran todo; luego venian las famosas e inolvidables novenas bailables!!!!Fue en esas novenitas, donde inocentemente fuimos aprendiendo a dar nuestros primeros pasos de baile entre machacones y resbalones, tomados de la mano de nuestro parejo de turno.Las novenas se iniciaban obviamente con la rezada de la Novena, la cantada de villancicos, con un repertorio maravilloso de canciones que entonabamos sin entender muchas veces algunas de sus mismas letras y estribillos, pero que todos al son de panderetas, maracas o cualquier tapa de olla que pudiera hacer ruido, se transformaban en instrumentos acompañantes y asi se daba por concluida la primera parte del programa de cada noche.
A continuacion, se repartian algunos comestibles, que cada familia se esmeraba en preparar para ofrecer a los asistentes (no puedo dejar de pensar en los que para mi eran "manjares", como las galletas Saltinas con mantequilla y mermelada de mora!!!) y una vez satisfecha el hambre de alguna manera, se daba inicio al bailoteo, que podria durar hasta las once, la medianoche y hasta mas, dependiendo del nivel de tolerancia al ruido del dueño de casa.
De esta manera, pasabamos del 16 de diciembre al 24, esperando dia tras dia para saber donde iba a ser la novena de la noche y confiando en que nuestro comportamiento en casa hubiera sido lo suficientemente aceptable, para que en la tardecita, nuestros padres nos dieran el permiso de asistir.Apostabamos los Aguinaldos y entre novena y novena, el Si y el No,Pajita en boca, y tantos mas, muchos romances se fueron fraguando y surgieron los primeros besos y las primeras cogidas de mano, entre las melodias de los Corraleros de Majagual, Los Melodicos y todos esos grupos que ya se me enredan en la memoria.
Esos dias pasaban demasiado rapido. Se que muchos hubieramos deseado que la novena durara todas las vacaciones!!!! Pero eran tan solo unos dias.Luego venia la Nochebuena y era la que todos esperabamos con mas ansiedad. En las casas se preparaban comidas especiales, buñuelos, natilla, empanadas, postres, y un sinnumero de platos que no eran los de todos los dias.
Familia Berrio y vecinos Diciembre 25
Llegaba por fin el dia 25 y ese era el dia de salir estrenando los atuendos recibidos en la noche anterior. Era el dia esperado para salir a compartir con los amigos del vecindario los regalitos que recibiamos y ese desfile matutuino de los 25 de diciembre, para mi gusto, no es comparable con esos majestuosos desfiles y paradas que organizan en ciudades grandes como New York, haciendo grandes derroches de todo. No, alli en el barrio, el derroche era de inocencia, de alegria, de fraternidad.Compartiamos nuestros muchos o pocos juguetes con los vecinos y esas mañanas quedaron en mi memoria y se que en muchas de las de mis amigos muzulmanes, como de las mejores de la vida.En las tardes, algun paseo habia planeado, fuera a visitar amigos o parientes, o a alguno de esos clasicos lugares donde se podia llevar la olla con las papas saladas y demas ingredientes del almuerzo del dia.
Los dias siguientes eran la prolongacion de esa alegria y la esperada del fin de año. Todos ellos, acompañados del olor y el sonido de la polvora, los triquitraques, buscaniguas, totes, volcanes, luces de bengala y demas cohetes y voladores, que ocasionaron tambien muchas lagrimas. De esta parte quisiera olvidarme, pero vale la pena tambien recordarla.
Y finalmente llegaba el 31, el dia de reunirse con amigos y familia, de seguir todas esas tradiciones que generaban jubilo y solidaridad entre vecinos, y cercania en la familia medio dispersa, que en esas ocasiones se reunia. No habia tantas costumbres importadas y mas bien se trataba de inventar situaciones para estar contentos y recibir el nuevo año llenos de optimismo y esperanzas renovadas.
Pasado el 31 y despues de las correspondientes trasnochadas y resacas de algunos cuantos de nuestros progenitores y uno que otro de los mas audaces adolescentes que a escondidas o con permiso de sus padres se pasaba de vinos, el 1o. de Enero era un dia de mas comida rica, de mas descanso, con esos veranos bogotanos que tal parece dejaron de existir.Habia forma de salir a algun sitio a pasar la tarde y poco a poco se iba regresando a la rutina del nuevo año. Quedaba aun el ultimo evento, el de los Reyes Magos, que no pasaba a ser mas que una celebracion religiosa, y si mi memoria no me falla, para ese dia habia una procesion, que desde luego uno disfrutaba.
Las vacaciones lentamente iban tocando a su fin, mientras uno poco a poco iba desarmando el pesebre, guardando las imagenes cuidadosamente protegidas y apiladas dentro de la caja correspondiente, ayudando a botar el musgo viejo y aceptando que por un año mas habria que esperar la llegada de la siguiente Navidad.
Hoy recuerdo, no sin nostalgia, esos dias maravillosos, mientras me dispongo a convertir los presentes en dias de regocijo y alegria con quienes puedan estar a mi alrededor. Deseo para todos mis amigos muzulmanes un mes de tranquilidad, lleno de alegria y de reflexion para iniciar con buenos proyectos el proximo año y una feliz e inolvidable Navidad!!!!
No sé si algunos de ustedes, como yo, sientan especial afecto por cierto(s) meses del año. ¿Acaso será el de nuestro cumpleaños?¿Los de las vacaciones?
Pero....cuántos de ustedes han sentido alguna vez, una especie de aversión por el temible mes de Noviembre?Yo soy una de ellas! Afortunadamente, en este mismo mes celebro el cumpleaños de personas muy queridas, lo cual ayuda a que se contrarreste el desamor que a lo largo de los años sentí por este penúltimo mes del año. No dejo de pensar en esos recuerdos que hasta hace algún tiempo todavía me perseguían al empezar a correr este mes, que se inicia con la celebración del día de los muertos y el de todos los santos.
Ahora que lo pienso mejor, creo que tenían razón en colocarse juntas esas fiestas, ya que por un lado se recordaba absolutamente a todos los personajes del santoral, que eran invocados durante este calamitoso mes más que en ningún otro, y por otro lado, estábamos en vela, como almas en pena, no los santos difuntos, sino los vivos, pero muertos de miedo, como yo, que temíamos lo que durante este mes ocurriría.
¿No les pasaba a algunos de ustedes, que a medida que se aproximaban los exámenes finales en Noviembre y ante esas durísimas pruebas que verificaban nuestro aprovechamiento académico, la sangre se les iba como congelando del pánico, y el pulso y el corazón cambiaban su ritmo normal? La razón era debido a que pronto se corroboraría que el año se nos había ido entre fantasías, sueños, recochas y juego y mas bien poco de tareas!
Sé que algunos de ustedes no estarán de acuerdo conmigo, porque no sufrían de este mismo mal. Muchos, eran sin duda, los que por el contrario, hacían parte del grupo de los condecorados, los que salían con la frente en alto ese último día, el de la clausura de clases, con un enorme diploma o mención de honor en la mano y cuántos incluso, con una medallita colgando de la solapa del uniforme. Ese no era mi caso! Fueron pocas las veces en que con temblor en las piernas tuve que pasar al frente de todo el colegio, y parada ahí al lado de la bandera de Colombia, aceptar ese honor de la medallita que me produjo siempre algunas complicaciones.
No fue nada fácil olvidar esos Noviembres con sus noches de desvelo, tratando de ponerme al día con los conocimientos no logrados durante los restantes meses, para hacer quizás el único y último intento serio de pasar las materias, antes de que se pusiera en evidencia mi negligencia y mi desgano por esas tediosas clases que me producían mas sueño y cansancio que interés auténtico por el conocimiento que, afortunadamente, posteriormente floreció por obra y gracia de algunos buenos maestros a quienes doy las gracias y los respectivos créditos. No fueron en vano tampoco esos días transcurridos entre angustias y avatares. Pese a todos ellos, la suerte pareció favorecerme y casi sin enterarme, un buen día, sentí que me desalojaban de un empellón de las aulas del colegio, donde transcurrieron quizás los mejores años de mi infancia y adolescencia.
Inevitablemente, hacia finales de cada Noviembre, las preguntas eran mas o menos las mismas: ¿Pasaría el año? ¿Tendría que habilitar alguna material?¿Mis compinches también serian aprobadas y podríamos continuar juntas el año siguiente? Hubo, desde luego, muchos golpes de pecho, arrepentimientos y buenos propósitos con promesas para el año siguiente, que poco se cumplieron, pero ante tales vicisitudes y el apremiante momento de la entrega de calificaciones, no había otro remedio que encomendarse a todos los santos, prometer lo que resultara más convincente y desde luego, presentar un comportamiento intachable en esos últimos días, tanto en la casa como en el colegio.
Esas buenas imágenes de las últimas semanas, podrían contar a la hora del balance final. Padres y maestros tendrían fresco el recuerdo de nuestros últimos días de clase y quizás, ese comportamiento fuera tenido en cuenta, para borrar algo del rosario de quejas que nos habían acumulado durante los meses pasados.Esos finales del agonizante mes de Noviembre eran tan lánguidos como nuestros ánimos. Presentíamos lo peor y ya era demasiado tarde para dar marcha atrás al calendario. Había que estar preparados para lo peor. Aquellas eran noches de angustia, de pesadillas y hasta de insomnio.Teníamos que recurrir también a los préstamos de último momento de los cuadernos ajenos con los apuntes al día, para lograr llegar a los exámenes finales con el cerebro un poco más entrenado. Ahí sí seguíamos cuanto consejo escuchábamos. Levantarse a estudiar a las tres o cuatro de la mañana, lo que no habíamos hecho en uno solo de los días pasados. Poner papelitos debajo de la almohada con esas fórmulas matemáticas que no lograban quedarse en nuestra cabeza, con la idea de que los buenos espíritus nos apoyaran y nos iluminaran al día siguiente, o que alguno de esos métodos hipnopédicos, finalmente funcionaran. En última instancia, confesémoslo, había que recurrir también a los sopletes. No eran fáciles esos días finales del mes de Noviembre.
Hoy en esta nueva etapa de mi vida, la llamada madurez, por fin puedo sentir ese alivio de no tener que prepararme más para alguna prueba académica u otro examen que no sean los médicos de rigor propios para esta edad y que los aprendizajes nuevos, aunque también difíciles, vienen acompañados de una actitud más serena y adulta, y ese manual de instrucciones que hemos ido acumulando con los años y las experiencias vividas, nos permiten sobrevivir día a día, disfrutando todo lo que la vida nos regala con cada nuevo amanecer.
Quedaron lejos los nefastos Noviembres con sus entregas de notas y esos temores por los resultados, que sentíamos como la crónica de una muerte anunciada, aunque hoy sigo dando gracias, de todos modos, por esos angustiosos días que, aunque dejaron muchos sinsabores, también nos proporcionaron, como quiera que haya sido, bases sólidas para enfrentarnos a lo que siguió.
Adios Noviembres de terror....por y para siempre!!!!
El idioma como el arte, la música, las demás expresiones humanas y casi todo lo que hace parte de este mundo en que vivimos, a veces sin que lo notemos va cambiando, va transformándose. La lengua que heredamos de nuestros padres, no es la misma que ellos recibieron de nuestros abuelos y la que nosotros hemos adoptado y esta en boca de nuestros hijos, también ha sufrido cambios. Infinidad de términos y vocablos que escuchábamos de nuestros viejos, van formando parte del pasado y nuevas expresiones y giros del lenguaje van apareciendo.
Algunos de esos procesos de cambio que continuamente se llevan a cabo, consciente o inconscientemente van siendo aceptados por nosotros con mayor o menor dificultad. Hay otros que a veces, nos cuesta mas trabajo aceptarlos, como el hecho de ir envejeciendo, o el cambio en nuestro rol de padres y madres cuando los hijos se hacen adultos y se marchan del hogar. Otros, aunque son menos complejos, simplemente nos desagradan y nos resistimos a aceptarlos. A mi, por ejemplo, el cambio del barrio en su parte arquitectónica me resulta chocante, aunque se que tengo que aceptarlo porque es una realidad. Hubiera quedado mas feliz con las casitas sencillas de sus comienzos, que con esas torres de Babel que hay en la actualidad. Me cuesta trabajo creer que ya no vendan cacaítos en las tiendas del barrio, que ya no se consigan las paletas Victoria y que los antiguos bloques de tiendas hayan sido modificados de una manera tan drástica. Me duele aceptar igualmente, que los niños ya no puedan correr y jugar libremente por las calles del barrio, como lo hacíamos nosotros en nuestra infancia.
En lo que se refiere al lenguaje, me resisto a aceptar que algunas palabras que usábamos hayan dejado de existir. Creo que el significado afectivo que ellas aún tienen para mi, hace que me cueste tanto abandonarlas. No se si a ustedes, mis amigos, les ocurra lo mismo. Pienso que compartir un poco esta sensación de pérdida puede ser saludable y que ayude un poco a elaborar nuestros duelos diarios.
Conversando con un amigo en estos días, el utilizó una palabra que hacía mucho tiempo no escuchaba. La palabra era carantoña y me quedó resonando, poniéndome a pensar en tantas de esas expresiones que con el tiempo han ido quedando en desuso. Poco a poco fueron saliendo de mi memoria, como las cuentas de un rosario y me resultó difícil no compartir este ejercicio ahora con ustedes; en realidad, a medida que las iba recordando, las iba dejando ir, como se abandonan tantos recuerdos y hechos de ese pasado que ya no volverá.
La changua con huevo
Recordé, por ejemplo, ese alimento que nos daban nuestras abuelas y madres cuando nos reponíamos de alguno de esos males infantiles que nos llevaban a cama, al que llamaban candil o caspiroleta. Todavía me pregunto si aún habrá madres que sepan prepararla y la suministren a sus hijos de la manera como se hacía en el pasado. O recuerdan ustedes alguna vez haber tomado chucula??? Mas o menos lo mismo me ocurre con la palabra changua. A cuantos de los que vivimos especialmente lejos de la madre patria, se nos hace la boca agua cuando repetimos esa palabra que pareciera salida del idioma de los chibchas...changua!Si, con ese olor a cebolla y a cilantro fresco. Un desayuno sabatino con changua y los demás acompañantes con los que era servida, se que nos sabría a casa materna, a gloria, en resumidas cuentas. Repaso algo de esa culinaria criolla y me encuentro con una infinidad de nombres de platos que imagino han desaparecido también y que solo han quedado por allá en la memoria gustativa de los que alguna vez los disfrutamos. Una sopa de ruyas...alguien la recuerda?Que pensarías hoy en día, si alguien te preguntara: Quieres comerte un indio bien sudado y calientito?Ya lo sé, habrá algunos sorprendidos y mal pensados. Me refiero a esa especie de envuelto de repollo que preparaban en las casas antiguamente, con un picadillo de cosas, tipo calentao y que debió tener el mismo origen de éste, o de las empanadas y que se ponía a sudar con mantequilla y un poco de leche. Ya no están a mi alcance las garullas (todavía existen?) y almojábanas que vendía una señora de esas de pañolón negro, falda larga, sombrero y canasto y que recorría las calles del barrio anunciándolas.Recuerdo que mi abuela y mi mamá para desanimarnos de consumirlas, nos decían que estas señoras, tenían por costumbre acurrucarse en la parte trasera de las casas para hacer sus necesidades y que luego, sin lavarse las manos, nos despachaban las garullas y almojábanas que con tanto gusto comíamos. Sus comentarios, aunque verídicos, nunca lograron hacernos desistir del gusto por estas delicias que hoy desde este rincón del mundo todavía pagaría por comer, aunque pasaran por las manos desaseadas de las marchantas que visitaban el barrio.
Marchanta con sombrero de fieltro y pañolón
Había también otras palabras y expresiones que no tenían que ver con la comida y eran de uso corriente al hablar y describir a las personas. Recuerdo la primera vez que escuche a Doña Lolita, una de las matronas del barrio, (madre de los Gómez Isaza), hablando elogiosamente de algunamuchacha y decía: Fulanita es muy fundamentosa.Esa expresión para mí tenía un tono agradable, como a filosofía, a sabiduría, a conocimiento. Sólo de ella, de Doña Lolita, la escuché después en más de una ocasión, en ese lenguaje paisa que fue suyo hasta el final de sus días. Después supe que su significado tenía que ver con el hacendosa que había escuchado de mi abuela, y que iba muy cerca del comedida y el acomedida, cualidades casi exclusivas de las mujeres de viejas generaciones. Recuerdo que nos decía: “El que es comedido gana lo que esta escondido”. Hay muchas de esas palabras en desuso, que me resultaban tan sonoras, quizá porque incluían el uso de la ch, que siempre me había parecido una letra muy particular de nuestro alfabeto y que lastimosamente ya dejo de serlo, para considerarse un dígrafo y ser excluída del abecedario. Habráse visto? Ser chirriado, estar chapiado son términos de esos que como chusco, describían cualidades físicas de las personas y que han desaparecido. Algunos de esos vocablos fueron sustituídos por otros igualmente sonoros, como el chévere, churro o charro.Y ya sin ch, había otros que también han ido cambiando. A los padres se les llamócatanos, catos, cuchos. Las muchachas eran cocacolas, gevas y sardinas.
Se olvidó definitivamente que en todas, o casi todas las tiendas del barrio se vendía el pan con vendaje, la estrategia de mercadeo de los panaderos, o ese pan que encimaban para halagar a los clientes y que no tenía nada que ver con elementos de primeros auxilios. Por cierto, el pan con o sin vendaje, se empacaba en una chuspa de papel y no había bolsas plásticas. En mi casa era un lío saber si en la tienda habían dado o no el vendaje, porque por lo general, cualquiera de mis hermanos que realizara la compra, por el camino se comía el pan de la ñapay llegaba a casa diciendo que no le habían dado nada. En las noches antes de acostarnos, la queja de mi papá siempre era la misma. “Caray, es que no piensan dormir?...dejen ya esa guachafita”.
Mujer con corrosca
Recuerdan que era un moscorrofio,.....alguien usa todavía corrosca?Los padres se alegraban cuando encontraban una chisga y podían comprar algo que necesitaban. Si se quedaban sin trabajo no faltaba por ahí una chanfainita que algún amigo les ayudaba a conseguir.
La lista llega a ser inagotable; saltan y saltan mas y mas palabras, así que termino por hoy con esta rochela o recocha, esperando que el ejercicio nos haya servido para poner a funcionar un poco la motola, antes de convertirnos en unos viejos deschavetados.
Y para concluír, solo me gustaría referirles una inolvidable anécdota familiar, cuando un novio de mi hermana menor estaba en casa ayudándonos a pintar una pared y llego mi papá que era el terror de la casa. No sabíamos que hacer para esconder al muchacho, un argentinito hasta muy churro y ante la inminente entrada del jefe, nos quedamos paralizados, esperando su sermón. El con el sarcasmo que usaba muy bien cuando quería ofender con sus palabras, pero sin recurrir a las groserías, en un tono apacible, pero mordaz, mirando de frente al argentino, pregunto: “Y quien es este semoviente????
Hace algún tiempo, después de una de esas etapas difíciles que uno pasa en la vida, me encontré con la necesidad de dar las gracias a un amigo que de alguna manera me rescató y esto fue lo que le escribí.Posteriormente he compartido con otros amigos ese mensaje y aunque le pertenece a él, ahora lo hago con ustedes quienes han venido convirtiéndose también en parte de mi vida. Se que él, mi amigo, no pondría ningún reparo en que así sea. Este fue mi mensaje:
Cuando chica me enseñaron que los amigos eran tesoros que uno encontraba en la vida.Había que alcanzar algún mérito especial, sin duda, para dar con ellos.Pero no bastaba con encontrarlos.Había que después llevar a cabo un gran trabajo para conservarlos.En mi mente infantil todo ese largo proceso resultaba ininteligible, cuando para mí era tan sencillo como ir al parque, mirar a los ojos del primer niño o niña que estuviera como yo, colgado con la cabeza hacia el piso y las piernas enredadas en las barras del pasamanos, preguntarle si podía hacer otras cosas allí mismo o preguntarle si quería montar conmigo en la rueda o en los columpios.De ahí en adelante, las cosas se daban con una naturalidad tal, que no necesitaba uno de grandes esfuerzos, ni razonamiento alguno, para declarar a ese pequeño(a) desconocido(a) su amigo.Al final, después de un rato que podía tardar entre 15 minutos, hasta una o dos horas, podíamos salir riendo felices, abrazados y chupando sin asco alguno del mismo helado de chocolate que hubiéramos logrado comprar.A veces cuando llegábamos a casa, ni siquiera nos acordábamos que no le habíamos preguntado el nombre a nuestro nuevo amigo, pero sabíamos que lo era, podíamos fiarnos de nuestras emociones.Podíamos confiar en nuestra intuición, que nos indicaba que aquel mocoso que sabía compartir sus juegos, era así, sencillamente, un amigo.Esta era esa hermosa etapa de la vida, en la que tampoco existían los prejuicios de los colores, ni las formas, ni mucho menos las clases sociales, porque todos teníamos un mismo denominativo, éramos niños y en cuanto a los colores, el común a todos era que eramos niños color arco iris, con todas las tonalidades de éste en la sonrisa y la mirada, aunque los tonos de la piel, de los ojos, o del cabello fueran diferentes.Luego vino otra etapa, y en ella aprendí entonces, contra mi voluntad, a hacer diferenciaciones entre niños y niñas.Yo la había pasado tan rico trepando árboles, pateando piedras y pelotas, saltando tapias y jugando con tapas de gaseosa rellenas de cáscaras de banano, siguiendo la vuelta a Colombia en bicicleta, con metas volantes, que nosotros hacíamos a lo largo de los bordes de las calles, que tiempo no había tenido de reparar en la diferencia de sexos.Igual me daba simular hacer un chocolate en una olleta de juguete, para darle a mis muñecas que compartía con mi hermana o con otras niñas, que estar en los juegos con los niños.Claro, con ellos había mas acción y esto a mi me encantaba.Pero en esta nueva etapa, se empezaba a mirar con cierto recelo que una niña y yo lo era, anduviera trepada por los árboles del vecindario exhibiendo las prendas interiores.Yo parecía no haber sido dotada de esa llamada vergüenza y pudor, porque se me daba cinco andar como un chimpancé de rama en rama, mostrando todo lo que se alcanzara a ver.Decían que esos eran juegos de niños pero a mí me daba igual.El placer para mi era uno y disfrutaba igualmente mi amistad con los niños y con las niñas.Los niños no querían jugar con las niñas y a ellas tampoco les llamaba mucho la atención eso de mezclarse con ellos.Había cierta rivalidad, cierto sentido de competencia y de envidia, percibía yo.Y allí estaba yo en medio, sin querer abandonar ninguno de los bandos.Pero hubo un punto en el que me tocó tomar partido y no hubo mas remedio que irme del lado de las niñas, es que yo era una de ellas.La aceptación final de que esa etapa de juegos inocentes y desprevenidos había llegado a su fin, la determinó cierto día mi papá, como quien dicta una sentencia a muerte.Venía de trabajar y estábamos todos en el patio de la casa jugando con agua.Con la manguera con la que se lavaba el patio nos echábamos agua unos a otros y reíamos como locos empapados de pies a cabeza.Ya nos habíamos despojado de la ropa que más nos estorbaba.Todos estábamos en prendas interiores únicamente y descalzos.Mi papá me llamó a un lado de todos y sin que ellos los supieran, me dictaba la sentencia, " A partir de hoy, tú no puedes estar jugando este tipo de juegos con los muchachos".Glup!Qué falta había cometido yo?Qué deber había olvidado para merecer ese castigo?Me preguntaba yo.Señaló luego mi papá, como queriendo responder a esas preguntas que yo no atinaba a articular " Mira tu pecho, estás empezando a crecer como una mujercita y esos dos botoncitos, son tus senos que empiezan a tomar la forma como los de una mujer. No está bien que te andes exhibiendo así desnuda." Click. Punto final, un si señor, bajar la cabeza y salirme del juego.Ese día sin comprenderlo y sin querer aceptarlo, tuve que decirle adiós a mi infancia y empezar a recorrer un nuevo camino como mujer adolescente, donde hubomuchas dificultades que sortear.Había diferencias mil, no solo de sexo.Nací también al mundo de los prejuicios; ya no se era más amigo del primero que apareciera a ofrecerte un chuponcito de su helado de chocolate.Y de esta etapa que pareció mucho más larga que la anterior, quedaron lastimaduras.Ya me había olvidado por completo de las rodillas raspadas, de los codos pelados, de las narices rotas en todas esas primeras aventuras de infancia.Las heridas de esta etapa parecían más profundas.Eran heridas por dentro.Eran lastimaduras hechas al "ser" y no debido al hacer.Entonces se nos descalificaba fácilmente y se nos llamaba brutas, tontas, plásticas, taradas, feas, gordas, flacas, enanas, largas, etc etc.De la misma manera se descalificaba a los muchachos.Entonces hacer amigos, no era algo tan sencillo como cuando eramos niños.Había que pasar por una serie de requerimientos para poder llegar a llamar a alguien "amigo", o ser aceptado como tal.Sin embargo, un muchacho con un suéter bonito, que nos gustaba y acababa de comprar un nuevo disco, podía convertirse por cierto tiempo, en un amigo.Es que entonces, las amistades pasaban por temporadas.Eran los amigos del colegio, con los que nos cruzábamos en las salidas de clase, en los buses de ir y volver del colegio, o los amigos del barrio con los que había que lidiar a veces y que se convertían en eternos perseguidores, en busca de "algo" que no teníamos bien claro que era, pero sabíamos que poseíamos y que era lo que ellos buscaban. Los amigos de las vacaciones, cuando íbamos a casa de nuestros primos y eran amistades que no permanecían mas que en nuestra memoria afectiva por un tiempo más prolongado, porque los asociábamos con las delicias de las aventuras pasadas en casa de los tíos. Y hubo más y más amigos, todos ellos tan pasajeros, porque al final, solo estaban para los ratos de juego, de diversión, de placer.Mas allá de eso, la vida se había transformado en un lugar lleno de ambivalencias, de dualidades.Había entonces ratos de soledad, de tristeza, de dudas, de cuestionamientos y de angustias existenciales y esos amigos no estaban para entonces.Luego vino entre todo esto, una nueva etapa.Una etapa en la que se hizo un gran descubrimiento.En medio de las crisis aparecía de pronto uno de esos amigos, que salían del montón y se hacía solidario con tus experiencias y compartía contigo las suyas.Y de esa aventura afectiva empezaba a surgir una nueva amistad a la que dábamos el nombre de noviazgo. Estábamos enamorados. Esto era finalmente el amor!!! Y casi sin darnos cuenta, de esta etapa pasamos a una nueva, llena de responsabilidades, donde de la noche a la mañana nos descubrimos metidos en el mundo de los adultos y hasta con hijos.Pero allí si que resultaba mas difícil encontrar verdaderos amigos.... Parecía ser que a medida que uno se hacía mayor, lo que ganaba en conocimientos de la vida, le hacía perder la inocencia y la capacidad de creer, de confiarse en el otro, de poder compartir el mismo helado de chocolate, independientemente de quien lo comprara.Sí, claro, tenía algunos encantos la adultez.Ya mi papá no pertenecía más al mundo que me imponía sus normas, pero había pasado a ser una especie de fantasma que guiaba y juzgaba mis actos. Y era un juez duro, implacable, rígido.Ya hacer amigos no era tan fácil.Con todo y esto, la vida continuó yesa etapa de los amores también pasó.La muerte esta vez fue quien decidió cuando había concluido.Para entonces, yo miraba a todos los puntos cardinales, para saber hacia donde dirigir mi corazón y mi vida, cuando me sentía sola y sin rumbo y con un hijo bajo mi responsabilidad, a quien cuidar y guiar, cuando yo misma no sabía siquiera hacia donde dirigirme.Sólo intente llevarlo por un camino con corazón....Ya no había amigos de la infancia, ya no había árboles que trepar, estos se habían transformado en muros infranqueables y hubo momentos de mucha desazón y de angustia, intentando armar el nuevo rompecabezas de la vida.El tiempo para entonces, pasaba a un ritmo mucho mas rápido y los años se transformaban en días y los días casi en segundos.Hubo salidas, soluciones.Siempre las hay.Unas más acertadas que otras, pero siempre las hay.Vinieron muros más difíciles de trepar entonces; con la muerte vinieron también las enfermedades y las nuevas amenazas de muerte.La vida se había transformado en un lugar casi hostil.No me resignaba en medio de todo a perder la calidez que mantenía viva de mis épocas de infancia y me dediqué entonces a los niños.Me rodeé de ellos.Viví a expensas de ellos por unos cuantos años más.Ellos me daban vida, ilusión, confianza, me devolvían una sonrisa a cambio de una caricia.Me pagaban con amor el entenderlos, el tratar de mostrarles que la vida podía ser un lugar mas vivible y que se podía mirar hacia el mundo de los adultos con mayor seguridad y confianza. Y la vida continuó la marcha y yo en ella.Hasta llegar al día de hoy.O al de ayer? o al de antier?Un mundo en el que a veces, menos mal que es sólo a veces, uno se encuentra en un callejón sin salida y cuando se da la vuelta para salir del callejón, lo que ve es un espacio oscuro inmenso, lleno de sombras pero con las que uno no se atreve ya a compartir ni un chuponcito de un helado de chocolate. Un espacio en el que cada sombra huye de ti, como si se tratara de seres apestosos que con el mínimo contacto, te van a contagiar de algo mortal.Dónde están los amigos? Entonces te preguntas....y sólo ves esas sombras, porque no te atreves a llamar por su nombre a alguno de ellos.Temes ser rechazado, temes importunarlos, temes perderlos así sea como puras sombras de fantasmas que en medio de la oscuridad reconoces con nombres propios.Entonces decides quedarte allí sola, acuclillada en un rincón del callejón, para sentarte a llorar por los tiempos idos y por los que vendrán.Cierras tus ojos y al abrirlos, un día nuevo te espera.Los fantasmas han desaparecido, pero quedan en tu rostro y en tu pecho los rastros del dolor de la noche anterior.Pero estás vivo, te dices....y hay que mirar al sol, llenarse de su energía y continuar el camino.Esta vez, no preguntes hacia donde, que ya tu lo sabes. Pero ocurren entonces, de cuando en cuando, los milagros!! Aparece en tu horizonte, la imagen de uno de esos fantasmas de la noche frente a ti, convertido en ángel.Y éste te rescata, te cura tus heridas, sana con sus palabras dulces y su alma inteligente y noble todas las heridas que dejo en ti el vendaval anterior.Das gracias a la vida entonces de que existan esos pocos ángeles, esos pocos tesoros a los que puedes llamar "AMIGO", a los que amas así, sin más connotaciones adicionales.Y sabes que sí existen los amigos y que son ángeles con los que puedes contar....
Carol King y el himno de la amistad de mi generacion
A continuación, un par de escritos que resumen lo que es la amistad y que me gustan.
NECESITO DE ALGUIEN
(Charlie Chaplin)
Necesito de alguien
Que me mire a los ojos cuando hablo.
Que escuche mis tristezas y neurosis con
paciencia y aun cuando no comprenda,
respete mis sentimientos.
Necesito de alguien
que venga a luchar a mi lado sin ser llamado.
Alguien lo suficientemente amigo para
decirme las verdades que no quiero oír,
aun sabiendo que puedo irritarme.
Por eso, en este mundo de indiferentes ,
necesito de alguien que crea en esa cosa misteriosa,
desacreditada, casi imposible: la amistad.
Que se obstine en ser leal, simple y justo.
Que no se vaya si algún día pierdo mi oro y
no pueda ser mas la sensación de la fiesta.
Necesito de un amigo que reciba con gratitud mi
auxilio, mi mano extendida,
aun cuando eso sea muy poco para sus necesidades.
No pude elegir a quienes me trajeron al mundo,
pero puedo elegir a mi amigo.
En esta búsqueda empeño mi propia alma,
pues con una amistad verdadera,
la vida se torna mas simple, mas rica y mas bella...
Borges sobre el amor y la amistad...
SIN CONDICIONES
(Jorge Bucay)
Quiero que me oigas, sin juzgarme.
Quiero que opines, sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mi, sin exigirme.
Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mi.
Quiero que me cuides, sin anularme.
Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mi.
Quiero que me abraces, sin asfixiarme.
Quiero que me animes, sin empujarme.
Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mi.
Quiero que me protejas, sin mentiras.
Quiero que te acerques, sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten,
que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas, que hoy,
hoy podés contar conmigo.
Sin condiciones.
Carta a un amigo lejano "Hoy quiero estar contigo amigo..."
SE NECESITA UN AMIGO
(Vinicius de Moraes)
No es necesario que sea hombre,
basta que sea humano,
basta que tenga sentimientos,
basta que tenga corazón.
Se necesita que sepa hablar y callar,
sobre todo que sepa escuchar.
Tiene que gustar de la poesía,
de la madrugada, de los pájaros, del Sol,
de la Luna, del canto, de los vientos
y de las canciones de la brisa.
Debe tener amor, un gran amor por alguien,
o sentir entonces, la falta de no tener ese amor.
Debe amar al prójimo y respetar el dolor que
los peregrinos llevan consigo.
Debe guardar el secreto sin sacrificio.
Debe hablar siempre de frente y
no traicionar con mentiras o deslealtades.
No debe tener miedo de enfrentar nuestra mirada.
No es necesario que sea de primera mano,
ni es imprescindible que sea de segunda mano.
Puede haber sido engañado,
pues todos los amigos son engañados.
No es necesario que sea puro,
ni que sea totalmente impuro,
pero no debe ser vulgar.
Debe tener un ideal, y miedo de perderlo,
y en caso de no ser así,
debe sentir el gran vacío que esto deja.
Tiene que tener resonancias humanas,
su principal objetivo debe ser el del amigo.
Debe sentir pena por las personas tristes
y comprender el inmenso vacío de los solitarios.
Se busca un amigo para gustar
de los mismos gustos,
que se conmueva cuando es tratado de amigo.
Que sepa conversar de cosas simples,
de lloviznas y de grandes lluvias y
de los recuerdos de la infancia.
Se precisa un amigo para no enloquecer,
para contar lo que se vio de bello y
de triste durante el día, de los anhelos
y de las realizaciones, de los sueños y de la realidad.
Debe gustar de las calles desiertas,
de los charcos de agua y los caminos mojados,
del borde de la calle, del bosque después de la lluvia,
de acostarse en el pasto.
Se precisa un amigo que diga que vale la pena vivir,
no porque la vida es bella, sino porque estamos juntos.
Se necesita un amigo para dejar de llorar.
Para no vivir de cara al pasado,
en busca de memorias perdidas.
Que nos palmee los hombros,
sonriendo o llorando,
pero que nos llame amigo,
para tener la conciencia de que aún estamos vivos.
AMIGOS
(Vinicius de Moraes)
Tengo amigos que no saben cuánto son mis amigos.
No perciben el amor que les profeso y la absoluta
necesidad que tengo de ellos.
La amistad es un sentimiento más noble que el amor, es que permite que el objeto de ella se divida en otros afectos, en cuanto el amor tiene intrínseco los celos, que no admite la rivalidad.
Y yo podría soportar, sin embargo no sin dolor, que hubiesen muerto todos mis amores, mas enloquecería si muriesen todos mis amigos!
Hasta aquellos que no perciben cuando son mis amigos y cuánto mi vida depende de sus existencias...
A algunos de ellos no los frecuento, me basta saber que ellos existen.
Esta mera condición me llena de coraje para seguir enfrente de la vida.
Mas, porque no los frecuento con asiduidad no les puedo decir cuánto gusto de ellos. Ellos no lo creerán.
Muchos de ellos están leyendo esta crónica y no saben que están incluidos en la sagrada relación de mis amigos.
Mas es delicioso que yo sepa y sienta que los adoro, aunque no se los diga y no los frecuente.
Y las veces, cuando los frecuento, noto que ellos no tienen
noción de cómo me son necesarios, de cómo son indispensables a mi
equilibrio vital, porque ellos hacen parte del mundo que yo, trémulamente,
construí y se tornaron en fundadores de mi encanto por la vida.
Si uno de ellos muriera, yo quedaría torcido para un lado.
Si todos ellos murieran, yo me desmoronaría.
Es por eso que, sin que ellos sepan, yo rezo por su vida.
Y me avergüenzo, porque esa súplica está, en síntesis, dirigida a mi bienestar.
Ella es, tal vez, fruto de mi egoísmo.
A veces, me sumerjo en pensamientos sobre alguno de ellos.
Cuando viajo y estoy delante de lugares maravillosos,
me cae alguna lágrima porque no están junto a mí, compartiendo aquel placer...
Si alguna cosa me consume y me envejece es que la rueda furiosa de la vida no me permite tener siempre a mi lado, habitando conmigo, andando conmigo, hablando conmigo, viviendo conmigo, a todos mis amigos, y, principalmente los que solo desconfían o tal vez nunca van a saber
que son mis amigos!
La gente no hace amigos, ¡los reconoce!