"Así es -suspiró el coronel-. La vida es la cosa mejor que se ha inventado." - Gabo
Si la muerte pisa mi huerto - Serrat
No te mueras con tus muertos...
La vida y la muerte, esas dos caras de la moneda que siempre han constituído el motivo de tantos ratos de reflexión, duda, discusión, de razones para componer música, escribir libros, poemas, pintar y crear, no dejan de ser, a pesar de todos los avances de la ciencia y los progresos de la tecnología, los que agoten nuestro interés. Sigue siendo nuestra breve existencia, todo eso que logramos hacer, sentir y pensar en ese lapso de tiempo que transcurre desde nuestro nacimiento hasta nuestra despedida, cuando nos llega el momento de la muerte.
La vida y la muerte, esas dos caras de la moneda que siempre han constituído el motivo de tantos ratos de reflexión, duda, discusión, de razones para componer música, escribir libros, poemas, pintar y crear, no dejan de ser, a pesar de todos los avances de la ciencia y los progresos de la tecnología, los que agoten nuestro interés. Sigue siendo nuestra breve existencia, todo eso que logramos hacer, sentir y pensar en ese lapso de tiempo que transcurre desde nuestro nacimiento hasta nuestra despedida, cuando nos llega el momento de la muerte.
Que si hay vida después de la muerte, que si hay vida antes de la vida, que si hay vida antes de la muerte, todas esas discusiones las dejaremos por ahora y que sea cada uno de ustedes, mis amigos, quienes quieran ocupar parte de su tiempo en resolver esos interrogantes. Hay muchas opiniones y posiciones éticas, filosóficas, religiosas en torno a todo esto, pero solo hay algo que personalmente me interesa de momento. Es el qué hacer con nuestra vida, después del fallecimiento de un ser querido.
Nunca antes, para esta fecha, se me había ocurrido escribir algo acerca de la muerte, ni he tenido por costumbre realizar rituales ni festejos de ningún orden en este día; pero este año, quizás por haber sido uno en el que tuve que despedir a mi madre y a una segunda madre, que fue mi tía, además de haber acompañado en el mismo proceso a todos los amigos muzulmanes que durante este periodo de tiempo lo hicieron con sus seres queridos, he decidido compartir este fragmento del libro "No te mueras con tus muertos" del psicólogo y escritor argentino René Juan Trossero. Dicho fragmento, fue descubierto por mí, justo en los días en que iniciaba el duelo por la pérdida de mi madre. Hoy como una manera de honrar a quienes ya no están, pero que ocupan un espacio en nuestro corazón y nuestra memoria, lo comparto con ustedes. Las palabras del escritor, en su momento, me tocaron profundamente y las hallé reconfortantes.
Sé que aquí publicadas, pueden acompañar a quienes se encuentran atravesando esta etapa difícil de la vida.
Hubiera querido dedicar una nota particular, a cada uno de esos amigos queridos que recientemente fallecieron, pero más que para ellos, que ya no las necesitarán, para sus familias, van con todo mi respeto y consideración estas palabras y para todos en general, ya que tarde o temprano tendremos que enfrentar nuestras pérdidas.
Nunca antes, para esta fecha, se me había ocurrido escribir algo acerca de la muerte, ni he tenido por costumbre realizar rituales ni festejos de ningún orden en este día; pero este año, quizás por haber sido uno en el que tuve que despedir a mi madre y a una segunda madre, que fue mi tía, además de haber acompañado en el mismo proceso a todos los amigos muzulmanes que durante este periodo de tiempo lo hicieron con sus seres queridos, he decidido compartir este fragmento del libro "No te mueras con tus muertos" del psicólogo y escritor argentino René Juan Trossero. Dicho fragmento, fue descubierto por mí, justo en los días en que iniciaba el duelo por la pérdida de mi madre. Hoy como una manera de honrar a quienes ya no están, pero que ocupan un espacio en nuestro corazón y nuestra memoria, lo comparto con ustedes. Las palabras del escritor, en su momento, me tocaron profundamente y las hallé reconfortantes.
Sé que aquí publicadas, pueden acompañar a quienes se encuentran atravesando esta etapa difícil de la vida.
Hubiera querido dedicar una nota particular, a cada uno de esos amigos queridos que recientemente fallecieron, pero más que para ellos, que ya no las necesitarán, para sus familias, van con todo mi respeto y consideración estas palabras y para todos en general, ya que tarde o temprano tendremos que enfrentar nuestras pérdidas.
No hace mucho tiempo, una muchacha del barrio, refiriéndose a la frecuencia con que estaban ocurriendo fallecimientos de personas allegadas al barrio, comentó: "Oigan pero esta página de los muzulmanes, si se ha vuelto es como una sección de obituarios, no?" Un tiempo después, aunque ella era una persona bastante joven, hizo parte de esa lista de amigos queridos a quienes tuvimos que despedir. La muerte siempre nos sorprenderá, aunque vivamos preparándonos para recibirla...
![]() |
Gustav Klimt |
¿Sabes que cuando lloras a tus muertos, lloras por tí y no por ellos?
Lloras porque los perdiste, porque no los tienes a tu lado.
Porque, si todo concluye con la muerte, tus muertos ya no están, ni
siquiera para sufrir por haber muerto; y si la vida continúa, más allá de la
muerte, ¿por qué apenarte por tus
muertos?
Cuando hayas terminado de aceptar que tus muertos se murieron, dejarás
de llorarlos y los recuperarás en el recuerdo, para que te sigan acompañando
con la alegría de todo lo vivido...
No te mueras con tus muertos! Recuerda que donde ardió el fuego del amor
y de la vida, debajo de las cenizas muertas, quedan las brasas esperando el
soplo, para hacerse llamas.
Si dices que, sin tus muertos, tú no puedes seguir viviendo, no digas
que es porque los amabas tanto, sino por cuánto los necesitabas, (y no es lo
mismo amar que necesitar). Si lo aceptas así, tal vez descubras, para tu
crecimiento, que tu vida consiste en ser tu vida...Y no en la de otros!
No frenes tus lágrimas cuando llegan, ni fuerces el llanto cuando se
alejan. No dejes de llorar porque alguien lo reprueba, ni te obligues a llorar
porque si no: "¿Que dirán los otros?" Respeta tu dolor y tu manera de
expresarlo.
No te mueras con tus muertos; déjalos partir, como parten las
golondrinas en otoño, para anidar en otros climas y volver más numerosas y
crecidas en otra primavera.
Las lágrimas que ocultas, el dolor que escondes y la protesta que
callas, no desaparece; quedan al acecho del momento en el que puedan estallar. Y
es mejor que lo vivas todo a su tiempo y en su hora.
Es común que las personas guarden buena cantidad de culpas para
reprocharse ante sus muertos. No lo hagas contigo! Tus muertos no ganan nada
con tus insomnios de remordimientos. Ámalos ahora; recuérdalos con amor, y, quizás,
si ganen algo...
Como otro nacimiento...
Tú y yo solo vemos una cara de la muerte, la del otro lado se nos
escapa. Si desde el seno de tu madre hubieras visto nacer un hermano, creo que
lo hubieras llorado como muerto, hasta nacer tú y reencontrarlo.
Que sentirías si miraras la muerte como otro nacimiento...?
No te mueras con tus muertos; déjalos que vayan como esta semilla que se
lleva el viento, no por capricho de llevarla, sino para sembrarla en algún
lado, aunque tú no sepas dónde…
No te castigues, encaprichada y resentidamente, prohibiéndote gozar de
la vida porque perdiste un ser querido. Tu tristeza te destruye a ti, sin
beneficiar a tus muertos. Y, cuando ellos partieron, no se llevaron contigo tu
derecho a gozar de la alegría de la vida.
Tus muertos tenían sus falencias; no sigas culpándolos por tantas
cosas...
Los muertos no pagan deudas!
A la hora de cosechar...
Tus muertos no están en el cementerio. Nunca estuvieron ahí, salvo
cuando estaban vivos. Me preguntas donde están...?
Y no puedo responder por tí. Sé dónde están "para mí" los míos;
pregúntate tú a tí mismo donde crees que están "para tí" los tuyos.
El cementerio es como un surco donde se arrojan las semillas. Ningún
sembrador vuelve a remover la tierra para buscar las semillas ya sembradas;
regresa al campo a la hora de cosechar espigas...
No te mueras con tus muertos. Diles tu adiós esperanzado, como despides
el sol en el ocaso, la luna y las estrellas en la aurora, sabiendo que a su
turno y a su hora, todos volverán hacia tu encuentro.
Estos días de dolor profundo, grises de tristeza, de soledad y de
silencio, son como el tiempo del invierno para las plantas... Pero confía en la
vida, que es siempre más fuerte que la muerte, para que retoñe su alegría y
florezcan tus ganas de vivir.
...que te contagien su alegría...
No te rebeles frente a la alegría ajena.
No pretendas que todos se mueran con tus muertos; que cada uno lleva su
peso con llorar lo suyo. Y es mejor para tí que te contagien su alegría y sus
ganas de vivir, y no se hundan contigo en el pozo de tu pena.
No te mueras con tus muertos! llévalos vivos en tu amor y vive con ellos en tus recuerdos.
Sería triste y penoso que tú te dejaras morir y ellos siguieran
viviendo...!
Mientras esperas que tus muertos regresen como si no hubieran muerto,
les impides volver de otra manera, a ocupar un lugar en tu corazón y en tu
recuerdo.
Es una ley de la vida: no se goza el despertar de la aurora sin pasar
por la muerte del ocaso.
...andando tu camino...
Tus muertos se van por una puerta, que tú no puedes trasponer ahora porque
se cerró tras ellos.
No los esperes ahí..!
Despídelos, para que puedas correr y espéralos llegar por otra puerta, al
final de tu duelo!
Si buscas un camino para reencontrarte con tus muertos, no los busques,
llorando, en tu pasado; búscalos más bien esperanzado, andando tu camino, hacia
el futuro.
Picasso
Despedida
Te amé y te amo, por eso tu partida me hace sentir tu ausencia y te
recuerdo con dolor y pena.
Acepto tu derecho a partir, a tu hora y sin mi consentimiento.
Acepto mi dolor al extrañarte y este enojo inexplicable, porque al
partir me abandonaste.
Sé que no fui perfecto contigo, pero fue mi vida, lo que me fue posible,
por eso quiero despedirte sin quedarme con culpas por el pasado.
Sé que no fuiste perfecto, pero no te culpo por nada; fue tu vida, lo
que te fue posible, y no quiero vivir reprochándote culpas que ya no sientes.
Te extraño, y me parece imposible poder vivir sin tu presencia. Porque
te amé y llegué a necesitarte; y ahora quiero aprender a amarte sin necesitar
tenerte a mi lado; quiero que mi amor no muera sino que madure y crezca. Y
aunque sienta que te necesito, sé que no te necesito porque mi vida tiene su autonomía
y su propia consistencia tan claramente como sé que viví antes de conocerte y
que podré vivir cuando ya no te tengo.
Si decidiste partir, aquí estoy para despedirte. Nada ganaría con
empecinarme en creer que no te fuiste. Me siento con derecho y con obligación de seguir mi vida. No quiero
morir contigo, porque tú no ganarías nada, y no te mostraría con eso el amor
que te he tenido sino cuanto te he necesitado.
Hoy te lloro triste y apenado, angustiado y deprimido, y me lo permito así,
porque así lo siento, pero, y aunque me cuesta decírtelo, sé que mañana, muy
pronto, volveré a vivir el gozo de la vida, llevando conmigo tu recuerdo y también
tu compañía...
Mientras te digo todo esto, me parece imposible que te hayas ido y busco
inútilmente explicaciones. Mejor, acepto la realidad, y te despido.
Cuando me vaya - Serrat