Mucha agua ha corrido bajo el puente, como dicen por ahí, desde cuando los primeros buses de transporte público hicieron su aparición por las calles de Muzú hasta el día de hoy. Han transcurrido seis décadas desde su fundación y así como han ido emigrando y llegando nuevos habitantes en este lapso de tiempo, y como la arquitectura original del barrio se ha ido modificando, también el transporte público ha sufrido sus transformaciones.
Si miramos hacia el pasado, como lo hemos hecho antes, en los primeros años después de su fundación, podremos recordar a Muzú como una isla creciente en medio de esos terrenos casi baldíos y semidesérticos del sur de la capital, donde uno se sentía viviendo como en un pueblito campestre, rodeado de lagunas, potreros y humedales. Las pocas familias que tenían un vehículo particular se podían contar con la mano y las rutas de transporte público que empezaban a circular por las principales vías del barrio eran bien pocas. La gente iba y volvía de sus trabajos y nadie se quejaba; parecía que el tiempo alcanzaba más por aquel entonces, a pesar de que todo estaba más fuera del alcance de la mano y se respiraba una vitalidad donde no cabía el cansancio, quizás porque sus habitantes eran en su mayoría parejas jóvenes empezando a formar sus familias, y poco a poco fueron haciéndose más y más numerosas. Por las vias intermedias se podía circular tranquilamente en bicicleta, patineta o patines, jugar golosa y cualquier otra clase de juego, sin el gran temor a ser atropellados por un carro. Muchos de nosotros tuvimos participación en esas carreras de carros esferados, y otros tantos, también recorrieron con sus llantas y aros calle a calle del barrio, sin otro temor que el de ser pillados por los papás en el lugar y hora equivocados. De cuando en cuando se veían circular las zorras que repartían el carbón o la tierra negra para arreglar los jardines y hasta hubo algunos que lograban “colincharse” a uno de esos medios de tracción animal para darse una paseadita en zorra. Igualmente, colarse en los buses de transporte público, aunque era una aventura a la que no muchos se arriesgaban, era una pilatuna de muchachos, que por suerte no dejó graves consecuencias ni malos recuerdos, más que una u otra paliza por parte de sus progenitores, a quienes se dejaban pillar en acción. Hubo hasta ocasiones en las que tuvimos oportunidad de cabalgar; si señores, de cabalgar en burro o caballo por las calles y parques del barrio, gracias a las audacias de nuestros hermanos o amigos, que mágicamente aparecían con uno de estos animales y que se hacían sus propietarios por un par de horas, antes de que sus verdaderos dueños, dieran con el sitio donde se hallaban sus animales.
Foto cortesia de Juan Manuel Naranjo Velez
Nadie hablaba de trancones y en el barrio había un único semáforo, el de la entrada, que desde entonces da la bienvenida a los habitantes y visitantes del barrio, justo cerca de donde quedaba el primer paradero de buses. Un par de cuadras más adelante quedaba el siguiente y la gente estaba acostumbrada a respetar esos puntos de dejada y recogida de pasajeros. Con el crecimiento de la ciudad, así como fueron perdiéndose otros valores, se fue perdiendo también la civilidad y el respeto por las normas establecidas y los paraderos fueron desapareciendo. Después, cada quien corría, sacaba la mano en cualquier parte y si al chofer, en su guerra por el centavo le convenía, paraba súbitamente para recoger a quien le parecía. Fue volviéndose caótica toda la ciudad, casi sin que nos diéramos cuenta.
Tranvía Bogotano
En esos años, recibir una visita de un pariente que vivía en el otro extremo de la ciudad, causaba júbilo y era un acontecimiento que quedaba registrado en las estadísticas sociales de cada familia. Había que llegar en taxi, que siempre fue costoso, en carro particular, o en alguno de esos pocos buses que llegaban hasta el barrio.
La llegada desde el centro, se hacía tomando la Calle 1a, por donde quedaba el Hospital de la Hortúa y de allí, pasando por los barrios Eduardo Santos, Centenario, Olaya Herrera y Restrepo, iba saliendo hasta la autopista, pasaba por el Cementerio del Sur y Matatigres y cuando en la lejanía uno vislumbraba la bandera de la General Santander, sentía un gran alivio, porque sabía que por fín había llegado. Ese era el recorrido que tenían que hacer nuestros padres si trabajaban por la zona del centro. Después se construyó la carrera 30 que cambió por completo la vida del sur de la ciudad y se agilizó el tráfico existente.
Las principales vías del barrio eran la autopista misma y la que llamábamos la Avenida (carrera 46), que atravesaba el barrio desde el semáforo en la entrada hasta el Monteblanco, colindando con el Alcalá. La Autopista Sur era la salida que tenía Bogotá hacia las afueras de la ciudad. Bosa y Soacha, eran paupérrimos municipios que quedaban en los extramuros de la ciudad y que después se convirtieron en barrios anexados a la gran urbe.
De esta manera, las rutas que existían en esa época inicial, eran las que llegaban y entraban al barrio por la Avenida o carrera 46, con final de ruta en el Monteblanco, para los buses municipales que venían desde la Ciudad Universitaria; los azules de Sidauto tenían su paradero en los cuartos bloques y había una ruta más de buses blancos, que tenía su paradero en el Alcalá y que de regreso, a su paso por el barrio, traían su correspondiente aviso que informaba el destino final y una idea de la ruta: Centro- Cementerio-Samper Mendoza. Por la autopista existía la ruta 8 de Sidauto que salía desde las Delicias y que llegaba hasta el barrio Gaitán en el norte de la ciudad. Además transitaban por allí los buses de transporte intermunicipal que llegaban hasta el Muña y Sibaté o los Bolivariano y Flota Magdalena que salían por allí hacia el suroccidente del país; sus estaciones quedaban en el centro en los alrededores de la Plaza de los Mártires, por donde después, fue quedando espacio al sector de la famosa Calle del Cartucho cuando las estaciones de transporte intermunicipal fueron trasladadas a la Estación de la Sabana, cerca de los Ferrocarriles Nacionales. Años más tarde, estas terminales de los buses intermunicipales también se trasladarian de allí cuando se construyó la terminal de transporte que conocemos hoy en día. De esta manera, la ciudad que hasta los años del Bogotazo, aún siendo capital del país, se había mantenido casi fiel a las costumbres y tradiciones del siglo anterior, fue transformándose con la llegada de gentes provenientes de todos los rincones del país que venían en busca de mejores oportunidades, desplazados de sus tierras durante los años de violencia de esa época. Todas estas familias que arribaron a la capital por motivos de orden político y social, hicieron que la ciudad se viera forzada a atender las nuevas necesidades de vivienda y fuera cediendo paso a la modernidad. Bogotá fue convirtiéndose así, en el Distrito Especial, que poco a poco, fue anexando municipios aledaños; Muzú, ese barrio tan retirado en la geografía de la ciudad, fue integrándose a esos sectores de crecimiento popular que se dieron como parte del cambio que daba la capital ylentamente el sur y el norte fueron definiendo su crecimiento y estratificación.
Durante la primera década de existencia del barrio, los llamados municipales, eran para la época, modernos y lujosos buses Pegaso, que llegaban hasta la ciudad universitaria. Sus choferes trabajaban perfectamente uniformados y eran bastante corteses con los pasajeros que a diario transportaban por una módica tarifa de $0.10. La pérdida para el barrio y sus habitantes fue grande, cuando por esos manejos irregulares de los gobiernos de turno, que todos conocemos, estos buses dejaron de circular y la flota de buses más bonitos y modernos que teníamos, sabrá Dios a donde fue a parar. Ellos habían sido parientes cercanos de los trolleys eléctricos que también circularon por algunas partes de la ciudad y la flotilla que sucedió al tranvía que tuvo vida durante el siglo XIX y primera mitad del siglo XX.
Cuando la ciudad se extendió y el barrio quedó rodeado de nuevas urbanizaciones, hubo necesidad grande de crear rutas nuevas de transporte público y por los setentas, aparecieron las busetas y colectivos. Una nueva ruta de busetas tuvo su terminal en el que en la década anterior había sido paradero de los municipales. Esta buseta atravesaba la ciudad y tenía su otro paradero en el norte, en el barrio Los Andes, al lado de Rionegro. La construcción de la Avenida 50 primero, y de la 68 en los años del famoso Congreso Eucarístico, permitieron la circulación de nuevas rutas de transporte y durante las siguientes décadas más y más rutas de transporte público se crearon hasta llegar a la era del transmilenio y Muzú una vez más se integró al cambio. La entrada del barrio se convirtió en una estación del transmilenio y ahora, con la llegada del último reporte gráfico que recibimos de Mauricio López, nuestro querido corresponsal, quienes hemos vivido lejos del barrio por muchos años, nos enteramos con sorpresa que, como él lo decía, podríamos confundirnos pensando que esas calles son las de Shangai. El ciclotaxi, esta nueva modalidad de transporte que para los actuales habitantes del barrio y de Bogotá son parte de la cotidianidad, no dejan de sorprender a los incautos que, como yo, hemos permanecido lejos del país por largo tiempo. En un lapso relativamente corto, hemos pasado del tranvía, al ciclotaxi.
Un comentario de alguno de los miembros de nuestra
comunidad muzulmana, una vieja canción de Serrat y el anuncio de una exposición en Bogotá hace cierto tiempo, me hicieron pensar que era hora de rendirle
un tributo especial a nuestro recordado Teatro Bachué o Rex, como se
le llamó posteriormente, hoy ya desaparecido y convertido en uno
de esos fantasmas que rondan las noches del barrio y nuestras memorias de
infancia y juventud.
Hay un colectivo de artistas plásticos que decidió recuperar partes de lo que fueron algunos de los primeros cines famosos de
Bogotá, y recientemente inauguraron una exposición en el Planetario Distrital, con algunas de las sillas, telones y hasta partes de paredes de los que
en otrora fueron esos centros de recreación de la capital.
Nosotros no tenemos manera de recuperar del Bachué, El Tarro o el Rex, más que sus
recuerdos y ahora nos hemos propuesto desempolvar parte de ellos, para desandar
esas ocasiones en las cuales, con pocos pesos y algunos amigos o hermanos, podíamos atravesar el barrio a pie o en bus, para llegar a los límites con el Alcalá, sólo para ver por poco precio, una o
dos películas inolvidables.
El Bachué, para llamarlo por su nombre original, nos dejó muchos recuerdos. No podemos compararlo nunca, ni aún
queriendo idealizar su imagen, con famosas salas de cine modernas como algunas
de Malasia, Australia u otros lugares del planeta, donde los asistentes a sus
funciones disfrutan de cómodos sofás, degustan exquisitos
vinos y canapés,
mientras ven una película. Ni siquiera podríamos compararlos con aquellos teatros famosos de la antígua Bogotá, esos que presenciaron el tránsito de nuestra capital de los
finales del siglo XIX al XX y la llegada de la modernidad. Muchas de esas antíguas salas fueron construídas entre 1898 y 1907, años en los que llegó el cine a nuestro país. Tampoco podemos equipararlo con los que seconstruyeron décadas después y que por sus
fachadas con detalles en yeso y finos acabados, fueron verdaderas reliquias
arquitectónicas. Nuestro Bachué, no cabía en ninguna de esas categorías. Cuando se construyó entonces el Bachué? En realidad no lo sabemos todavía. En mis
recuerdos y quizá en los de muchos de nosotros, existió siempre
y fue sólo hace algunos años que supe que había cambiado su nombre original, convirtiéndose en Rex y finalmente me enteré de su desaparición. Aunque no tenemos información sobre la historia del Bachué podemos
imaginarla si recorremos algo de lo que fueron los comienzos de la cinematografía en Bogotá.
Teatro Faenza (1924)
Antes de la aparición de las primeras
salas de cine, existieron en la ciudad carpas, muros, lotes, terrazas de edificios
y salones grandes que eran adaptados para presentar las “vistas”; luego
aparecieron teatros como el Municipal y el Parque de los Hermanos Reyes, que
realizaron las primeras exhibiciones de vistas y películas en
1907. En Muzú, y ya en plena mitad del siglo XX, podemos
recordar que en el barrio hubo presentaciones similares en lugares como el antíguo Colegio Parroquial, el parqueadero que había al lado
de la cuadra de la familia Sáchica, o al lado de la casa de los Gracia (Salón de Belleza Jacqueline).
En las décadas siguientes a las primeras exhibiciones en 1907,
fueron apareciendo muchos teatros en Bogotá especialmente en la zona del
Centro, donde tuvieron mucho éxito algunos como el Olimpia, Apolo, Moderno Bogotá,
Cuba, Nariño, y Cine Real entre los primeros y
muchos de ellos actualmente demolidos. Hubo otros más como El Cid, Atlas,
Novedades, Lido, Azteca, México, Embajador , La Carrera, Tisquesusa y más nombres
como Odeón, Alameda, Atenas, Hogar, San
Jorge, Alcalá (1946) hoy Superintendencia Financiera de Colombia, El Dorado,
Metropol, Caracas, Faenza y tantos más de los cuales algunos escaparon a la
demolición y son conservados como patrimonio
arquitectónico de la ciudad. Existió inclusive, un teatro Rex, llamado igual que el Bachué cuando cambió su nombre, y que fue demolido en 1938. En realidad, los cines y teatros
tuvieron una vida bastante activa durante las décadas del 50 al 70, pero
posteriormente, muchos de ellos fueron desapareciendo con la construcción de modernas salas de cine en los centros comerciales.
A pesar de todas las comodidades y ventajas que pudieron
haber tenido las salas de cine y teatros de la ciudad, nuestro querido Tarro, presentaba
unas características que lo hacían realmente especial, como lo recuerda María
Trujillo en alguno de los comentarios que se han hecho a propósito del tema.
“Recuerdo que ir al tarro en ese entonces, era todo un
paseo de olla. Los papás nos llenaban de talegos de papel con papas, plátanos
fritos y maíz porva. Recuerdo que la entrada era a $2.50 y el pasaje en bus de
la Nueva Cooperativa de Buses Azules costaba $ 0.75 y el municipal $0. 50.”
Para mí, la historia comienza entre los años 50 y 60, década en la que llegaron los primeros residentes del
barrio. Igual que en casi todos los teatros, nuestro Tarro, presentaba las
famosas funciones que empezaban con el matinal a eso de las 11 de la mañana, le seguía el matiné a las 3 p.m, la
vespertina a las 6 y la última, la función nocturna
a las 9 de la noche. Las películas que presentaban no eran
exactamente estrenos, como se llamaba a las que había en
cartelera en los teatros de cierta categoría. En el
Tarro, se exhibía una cantidad de cintas que uno no tenía idea de donde provenían. Igualmente un domingo podían presentar películas con temas tomados de la historia
sagrada y a la semana siguiente, o en la función
vespertina, El Santo contra las Momias, Santo contra Fantomas, Blue Demon y el
Enmascarado de Plata, o titulares por el estilo. Sansón y
Dalila, por cierto, fue una de esas películas basadas en
pasajes bíblicos que pude ver y en la que, después de apreciar
todos los atributos morales y físicos que exhibía Sansón, a mis diez años, quedé perdidamente enamorada
de este héroe
sagrado. Deben ser muy pocos los muzulmanes que se perdieron esa inolvidable
experiencia de asistir a alguna de esas funciones matutinas, vespertinas o
nocturnas, porque si no lo hicieron durante su infancia, es muy probable que en
una de esas capadas de colegio en el bachillerato, siendo ya adolescentes,
hubieran terminado si no en el Florangel echándose una partidita de billar, viendo
uno de esos dobles de lucha libre que los dejaban tan impactados. Cuentan las
malas lenguas, que incluso había algunos que eran capaces de llevarse
a hurtadillas los bombillos de la casa o del vecindario, para sobornar al
portero del teatro y poder disfrutar alguna de esas peliculazas que fueron
parte del repertorio de los cineastas muzulmanes.
El Bachuépor dentro, lo recordamos quienes alguna vez lo visitamos,
no tenía lujos, ni ofrecía grandes comodidades o condiciones visuales y acústicas
especiales. Tenía la luneta en el primer piso y el
palco en el segundo, para quienes lograban acceso por una tarifa un poco más
alta. La silletería era de madera pulida y lacada.
Muchas historias deben tener que contar mis amigos sobre este teatro. Las anécdotas irán
apareciendo poco a poco. Cuentan algunos de sus asiduos visitantes, que estando
en el primer piso, desde el palco le podían llover desde
colillas de cigarrillo en adelante. Ir al Tarro representaba sus riesgos, pero
aún así, cumplía con su
función de entretenernos y dejar grandes recuerdos; a pesar de
quedar en el límite con el Alcalá, se sentía en los predios nuestros. Era, a mucho honor, el teatro del barrio.
En mi casa no había dinero
suficiente para sostener frecuentes idas a cine para tantos muchachitos como éramos, pero recuerdo
en particular una ocasión, en que mi papá nos diódinero para ir a cine, asumiendo que iríamos al
Teatro Colombia en el Centro; el presupuesto incluía lo de
los buses y uno que otro centavo para alguna chuchería dentro
del teatro. Saliendo de la casa, a mi hermano mayor, se le ocurrió una atractiva idea que, sin pensarlo dos veces, nos convenció. Si en cambio de ir hasta el Centro, nos quedábamos en el Tarro, nos ahorrábamos
lo de los buses, veíamos una película por
un menor precio, y nos quedaba mas plata para llenarnos de golosinas. Recuerdo
que a la salida del cine, por primera vez probé la famosa forcha, que para mi
gusto, era tan deliciosa como cualquier cono de helado mas costoso. Tuvimos
para dar y convidar seguramente, y al final, el autor intelectual pudo hasta
invitar a un amigo suyo y tengo la sospecha de que debió quedarse
con uno que otro centavo en el bolsillo.
Muchos pueden confirmar lo hasta aquí dicho y
agregar más comentarios como éstos:
Edgar Orlando Rondón Cabas : Compré
en el Baratillo y asistí al Tarro (Teatro Bachué) a ver a Blue Demon y el
Santo.
María Trujillo: Increíble toda
la experiencia de este gran vecino de nuestro bello barrio Muzú; ya que nombras el teatro, acordémonos cuando las mamás iban a cine y debajo de la ruana
nos entraban para no pagar boleta, muchas lo hicieron, jajajajaja, anécdotas muy
bonitas; además, el administrador del teatro ya conocía mucho a
los vecinos de Muzú, sabía cuales
eran, y a veces aunque se daba cuenta, no decía nada.
Marga Villate: Me hiciste acordar… jajaja… mi mamá también contaba esa
anécdota.
Concluímos esta crónica,
como lo dijimos al comienzo, intentando recordar ese rincón del barrio
que ya no existe y que sólo sigue presente en la memoria de
quienes lo conocimos, como si fuera el fantasma del Rex rondando ahora nuestros
días de nostalgia por ese pasado felíz que quedóya tan atrás.
Nuevos comentarios
Myriam Díaz : Creo que vimos una de David
y Goliat. David fue también uno de mis superhéroes y enamorados, igual que
Sansón.
Guillermo Gomez: Yo fuí uno de esos asiduos visitantes del tarro. Recuerdo haber canjeado la
entrada por un par de bombillos más de una vez. Siempre eran bien recibidos,
pues algunos de los distinguidos asistentes se los robaban o los rompían a
grapazos.Tanto que después, decidieron protegerlos con unas mallas de alambre
que iban atornilladas a las rosetas. También recuerdo gratamente haber visto en
el Tarro la primera película de los Beatles, como dos años después de su estreno
en alguno de los famosos cines del centro de Bogotá.
Otra
película "clásica" que recuerdo es una mejicana de suspenso que trataba
de una banda de ladrones de cadáveres. Un vendedor de periódicos decía en la película a voz en cuello (acento mejicano) "SIIIIIGUEN
DESAPRECIEEEENDO CADAVEEEEERES DEEEEL CEMENTEEEERIO DE SAN
FELIIIPEEEEEEE!!!". Fue tanto el susto que me produjo que todavía lo tengo
grabado en mi cabeza como si fuera ayer.
Una anécdota
divertida fue en otra clásica de charros mejicanos con Luis Aguilar. Estando en
la película en una pelea de gallos se reventó la cinta, como era usual, y
comenzó la rechifla en el teatro. Coincidencialmente, cuando restablecieron la
película, aparecía el árbitro de la pelea diciendo: "SILENCIOOOOO SEÑORES. HAGAN SUS APUESTASSSSS!!!"
Y todos los espectadores nos totiamos de la risa.
Y por
favor, no me pregunten por las clases de artmética y geografía pues yo estaba
muy ocupado en el Tarro o en los billares del Florangel.
Betty Sotelo: Que maravilla de paseo por nuestro
pasado, que con el impecable y bello relato que sólo lo sabe hacer Conny , me
trasporté y reviví también esos inolvidables momentos en el "tarro".
Recuerdo haber visto una película con la española
Marisol y Rocío Durcal, siendo unas adolescentes.
"Mucha gente piensa que el fútbol es un juego a vida o muerte, pero es mucho más importante que eso". - Bill Shankly
"Jamás en mi vida me sentí tan feliz por haber perdido. Con los cuatro goles que me hicieron salvé la vida a once seres humanos". Antes de empezar el partido, los italianos recibieron un telegrama de Mussolini en el que decía: "Vencer o morir" - Antal Szabo
Algún día teníamos que
sentarnos a hablar de este deporte que genera tantas pasiones y que en nuestro
barrio dejó grandes amigos, raíces y recuerdos. El momento ha llegado y como lo
comentaba Luis Edmundo Ruiz, uno de los jugadores más activos que tuvo Muzú,
"para hablar del fútbol en el barrio tendríamos que sentarnos a conversar
días y días y no terminaríamos". A lo largo de este recuento, aparecerán muchos
nombres conocidos, pero habrá otros que lamentablemente
escaparán de nuestros recuerdos y que solo entre todos, podremos
rescatarlos del olvido.
Desde el día en que me
propuse recopilar parte de la historia del barrio, basada simplemente en mis
recuerdos y los de quienes generosamente han querido compartirlos también, hemos ido
dando saltos de un tema a otro, y el del fútbol que ocupa un capítulo tan
especial, no había sido tocado, en parte por mi desconocimiento sobre él, ya que
lo poco que viví fue desde las "graderías del Maracana”, o por boca de
quienes me han ido contando sus historias. Siento un respeto grande por el
deporte y por lo mismo, no me animaba a plantearlo, pero como digo al comienzo,
el día tenía que llegar y como no se me ocurrió otra manera de obtener
información de primera mano, decidí elaborar un cuestionario que envié a cada
uno de los amigos a quienes logré contactar y que se tomaron el trabajo de
contestar; sin dudarlo un instante, Luis Edmundo Ruiz (LER), Gerardo Ramírez
(GR) y Alberto Leon Rivas (ALR), respondieron con la efusividad que genera el
tema y fue así como logré recuperar algo de la historia que a continuación
empezaremos a reconstruír.
Presento de antemano
disculpas por cualquier imprecisión en la que incurra y les agradezco que me
indiquen si hay que hacer alguna corrección, para que nuestro relato se ajuste
de la manera mas fiel posible a la realidad.
Creo que no hay duda
sobre la tremenda influencia que nuestro fútbol local recibió del argentino, paraguayo,
uruguayo, brasilero, italiano y español, principalmente. En sus comienzos, era
la época en que los campeonatos mundiales y eventos de talla internacional, no
eran transmitidos por TV, como hoy en día, y las comunicaciones se encontraban
aún en pañales. Muchos de los partidos importantes del fútbol nacional e
internacional, había que escucharlos por la radio, que cumplía quizás la función de divulgación más importante de aquella época, junto con la prensa
escrita. Con estos precarios medios de comunicación con los que se contaba
entonces, era casi un milagro que nuestros muchachos se enteraran del papel
preponderante de algunos equipos extranjeros. Fue de éstos y de algunos
futbolistas que a nivel nacional destacaban, de quienes los nuestros obtuvieron
grandes enseñanzas y el fútbol muzulmán fue evolucionando como lo hizo el mismo
deporte desde sus inicios, transformando poco a poco sus estrategias y tácticas deportivas. Existían algunas revistas deportivas como El
Gráfico, que eran relativamente costosas para la economía de un muchacho, pero
había quienes haciendo sacrificios, lograban hacerse a estas revistas
especializadas, que les suministraban la información destacada de sus equipos
favoritos y que se convertían en una especie de biblias para nuestros
deportistas. De ahí, supongo, fue que nuestros futbolistas tomaron la mayoría de los
nombres de los equipos extranjeros que ellos más admiraban y que se convirtieron en los famosos equipos de nuestro barrio.
En esa especie de diálogo
que logramos tener con quienes aportaron información para la elaboración de
este documento, fue surgiendo la historia que sigue...
SUS ORIGENES
¿Cómo se inició el fútbol
en el barrio?
Gerardo Ramírez (GR) : Mi hermano dice que hacia fines del año 1955 o 1956 el
equipo de fútbol del Colegio Sergio Arboleda llegó a la Final del Campeonato
Intercolegial de Bogotá. Con base en sus integrantes, jugadores y estudiantes del barrio, decidieron conformar el
Equipo Botafogo. Su principal líder fue Germán Morales, quien escogió el nombre
y consiguió que se hiciera un campeonato entre tres equipos que fueron
conformados por la misma época. Estos equipos fueron: Trece de Junio (Alcalá),
Palmeiras y Botafogo.Aún recuerdo que
ya por esa época existían otros equipos como Malco, que tenían jugadores
Infantiles y juveniles del Barrio MUZU.
Por su parte, Luis
Edmundo Ruiz (LER), responde: Sobre los inicios del fútbol en el barrio,
recuerdo que comenzamos practicándolo en los potreros que en esas épocas eran
bastantes. Jugábamos en el barrio, unas cuadras contra otras, o en los
parqueaderos que había en algunos sectores del barrio, y se jugaba por 2 o 3 horas. En
realidad, no había tiempos, jugábamos hasta el cansancio.
Y nuestro otro
colaborador, Alberto Leon Rivas, (ALR) nos comenta: los
futbolistas de mi generación (modelos 58 para acá) tuvimos que jugar en otras
canchas porque no disfrutamos de esa gran época del fútbol de Bilbao, la Plaga,
Peñarol, Safa, y nos tocó ver esas grandes glorias en los campos de fútbol del
antiguo Alquería, la cancha al frente de mi casa llegando a la frontera con Sta
Rita y la cancha del Sergio, aunque alcanzamos a jugar en el Maracaná, donde
eran capos esos grandes jugadores como Jairo Lozano (bueno no era tan grande),
Guillermo Zabala, Jorgito el Pollo y Cia, que competían con los Dobles de Piri,
Alzates, Posadas y Quijanos.
LOS EQUIPOS
Nuestra charla continúa
con la siguiente pregunta: ¿Recuerdas el nombre de
algunos de los equipos que participaban en los campeonatos de fútbol y banquitas en el
barrio?
GR:Estos tres
equipos que mencioné antes, Trece de Junio (Alcalá), Palmeiras y Botafogo, se
afiliaron a la Liga de Fútbol Codesur. Esta liga comenzó a programar partidos
en el Campo de Fútbol del Colegio Sergio Arboleda y en el Barrio Trece de Junio
hacia el año 1957. En los siguientes años aparecieron otros equipos como La
Fiorentina, Green Cross. Me acuerdo que unos de los principales líderes de
Green Cross fueron los hermanos Mendoza; y de la Fiorentina, me acuerdo que los
hermanos Chávez militaron en este gran equipo.
LER: No solo en el campeonato de banquitas, sino mas atrás en
el campeonato del Sergio Arboleda y Alcalá: Botafogo (el nuestro), Peñarol (los
Lineros), Huracán (de Torito Hoyos), Racing (los Callejas, los Moreno), Bilbao
(los Paez, los Parada, los Florez), La Plaga, nuestro eterno rival sano
(Lizardo Alfonso, los Bojacá, Pacho Huza, los Alzate, los Posada, Héctor
Céspedes) en fin, aquí es en donde me quedo corto y me comienzo a preocupar por
todos aquellos maravillosos personajes que pasaron por esta época de oro y que
se me están quedando por fuera. Pido muchas excusas.
Iniciando le comento que
tengo una foto de un equipo con la mayoría de los que jugábamos en la Liga de Fútbol de Cundinamarca (como se llamaba antes) Independiente Safa de Don Alvaro
Barreto, que la voy a publicar en el muro de los Muzulmanes, en donde están Orlando Díaz, Joche, Jairo Lozano, Julio Alzate y desde luego Yo,
el gran Edmundo Ruiz, entre otros.
A esta misma pregunta,
Alberto Leon Rivas (ALR), quien vivió esta época y una más reciente, nos
cuenta:
ALR: Había una grande y linda rivalidad entre los amigos de
la entrada o salida (igual), los que vivían hacia la autopista, allá donde
vivían los Gómez, y los del sector de Monteblanco (luego paradero de las
busetas desde el año 73 creo). En la entrada estaba Botafoguito, un equipazo
con grandes jugadores y amigos; jugaban muy bien todos (los Jairos, Pollo,
Zabala, Quique, Monky, el Negro Leal, mi amigo Willian Sierra, y otros que en
este mometo se me pasan). De Monteblanco estaban los Dobles, otro equipazo con
los hermanos Alzate, los hermanos Quijano, Posada, Fredy Aponte,Tony Roldàn,
Piri. En Monteblanco, yo componía un equipo de sardinos en ese tiempo con
Alvaro Paez, Rafael Higuera, German Zambrano, Angel Velandia y Pablo Martinez;
ellos tenìan entre 16 y 17 años, yo 14. Mas adelante participé en otros equipos
con Nuno Arias, los Posada entre otros; luego vinieron mi hermano Mario León y
Chucho Ortiz: Del Alcalá vino Fernando Contreras (no el Loco). Había otro
equipo llamado la Sagrada Familia, creo que eran de la cuadra de los Alvarez,
Sandoval, no sé si algun Pescador, Orlando el Loco, creo que con ellos jugaba
Cuny Fandiño, uno de los mejores en ese tiempo. Otro equipo era el de la cuadra
del gran Pacho Cuadros, Pinzones, Garcías, etc.
LOS JUGADORES
Y continuamos con nuestra
entrevista. ¿A quienes recuerdas
entre los futbolistas más destacados y cual era la posición en que jugaban?
GR: Hubo jugadores muy importantes que, si aún viven,
pueden aportar más a esta historia que has iniciado a recopilar. Me acuerdo de
nombres como: Hernán Díaz (defensa), Julio Flórez otro gran defensa que vivía
en el bloque antes de Monteblanco, frente al paradero de los buses municipales.
Un muchacho de apellido Gil, y el "Flaco" Meléndez , los hermanos
Paco, Comino Rodríguez, Jairo Neira, Alfonso Leuro; unos muchachos del Barrio
Olaya : Néstor y nn. Guayán un medio campista excelente de sobrenombre "
Remache" ; también conformaron este equipo Álvaro Rojas, Hugo Romero,
Germán Morales, un muchacho llamado Germán Tulandia, "Husa" y mis
hermanos, Alberto y Jorge Ramírez.
LER: Me da un poco de temor es que en lo poco o mucho que
vaya a aportar se me queden personajes y amigos muy importantes en esta historia
que vamos a comenzar a recordar, y que es regresar a un pasado maravilloso.
Trataré de ser lo mas puntual y preciso. Igual que con lo anterior, pido
excusas, pero sigo en lo que fue para mí; quizás podamos más adelante ampliar estos temas para no caer en la ingratitud:
Del Botafogo: Juancho
Hernández , Enrique Pinzón, Marcos Piñeros, mediocampistas; Hugo Ruiz
delantero. Sigo con el Botafogo,
Carlos Rico mediocampista, Gerardo y Luis Enrique Ramírez, el Loco Clopatofski,
arquero; Gonzalo Díaz, defensa y Edmundo Ruiz A. (si no me alabo yo, quien me
alaba??? Ji Ji Ji)
Peñarol : Augusto
Lineros, mi querido amigo y qué pena, no me acuerdo de más.
Racing: De este equipo
recuerdo a Pacho y Alvaro Cuadros, Gonzalo Sánchez y hermano; Pacho Moreno,
defensa; el Pato Avila, arquero.
Bilbao: Paez, arquero,
Hugo Parada, marcador de punta; Julio Flórez, defensa; los Conde, Guillermo.
La Plaga:Victor y el Negro Herrera, mediocampista y
arquero; Héctor Céspedes, delantero; Lizardo Alfonso, medio; Pacho Huza,
delantero; Ernesto y Jaime Bojacá.
Pero de esa época, hubo
un equipo más del campeonato juvenil que se llamaba ESTUDIANTES y
participábamos en los preliminares de los de Mayores, y éramos: El Negro
Posada, delantero; Orlando Díaz , arquero; los Alzate, Benjamín y Germán
Meléndez, Jairo Gasca, Jairo Lozano, Puma y Nelson Gómez, Lalo León y Edmundo
Ruiz, entre otros.
A la misma pregunta,
Alberto responde:
ALR: Yo recuerdo que había equipos como Botafoguito y Dobles, donde todos
eran muy buenos; puedo ser injusto destacando a alguno, pero lo haré. De la
salida Jairo Lozano, Cuny. Del centro del barrio Fernando Quijano. De
Monteblanco Piripipí. Luego una nueva generación destacó a Pedro Ramos, Chucho
Ortiz y Mario León, y luego, para mí el último gran jugador de Muzú, Marco
Forero, y pare de contar. Se acabó el fútbol de Muzú, se acabó el barrio,
nuestro paraíso.
TRAYECTORIA
Estas fueron las
respuestas a nuevas preguntas: ¿A cuáles equipos perteneciste y cómo fue tu inicio
en este deporte? ¿Cómo y porqué te retiraste? ¿Continúas practicando el fútbol?
¿De qué manera?
LER: Mis inicios como el de todos, en los potreros, en la
cancha del Sergio Arboleda, y en las cuadras que tenían un parqueadero. Los equipos a los que
pertenecí son:
Equipos del barrio:
Estudiantes (el Juvenil), Botafogo (mi equipo amado) y Huracán.
En la Liga de
Cundinamarca y/o Bogotá.
Independiente SAFA, de
Don Alvaro Barreto. Como la gran mayoría de nosotros, en esa época, cuando
estaba terminando bachillerato en el Instituto Alemán, me llevó Alfonso
Sepúlveda a jugar unos partidos con Santafé, puesto que allí estudiaban entre
otros, Ernesto Díaz, Luis, "El Chiqui", García y Orlando Rico de
Millonarios,y Jorge Garzón, José Ma.
Bolaños, Seki y Francisco Aguilar de Santafé, en fín un equipazo, campeones en
Bogotá.
Estando ahí muy poco,
estuve en selecciones Cudinamarca (así se llamaba en esa época) con Pín,
Céspedes y Carlos Rico. De ahí pasé al Real Bogotá en la Liga. Actualmente me encuentro
todavía jugando, pero ya a nivel empresa y un equipo del barrio, Los Cristales.
Duré un año y medio más
o menos retirado, porque tengo el menisco roto y el ligamento anterior. El
médico me dijo que no podía jugar porque podía quedar cojo y que había que
operar, y yo me lo creí. He jugado varios partidos de campeonato, el último
hace unos meses y me sentí muy bien, luego entonces, a jugar y lo estoy
haciendo.
Igualmente, Alberto
nos cuenta sobre su trayectoria:
ALR: Entre los 13 y 17 años jugué en Muzú, Alcalá, Tejar y
Kennedy en varios equipos. En el Maracaná jugué en 3 equipos cuyos nombres no
recuerdo; luego me fuí a jugar al Olaya en cancha grande en el equipo mas
conocido del sur de Bogotá, Centenario y me dediqué a jugar fútbol; por mucho
tiempo no volví a jugar banquitas. La verdad, nos lo prohibían en el equipo y
nos sancionaban si no lo hacíamos. Luego vinieron lesiones y cirugías de las
dos rodillas y me retiré por varios años. Después volví a jugar durante 15 años
que duré trabajando en el Banco Cafetero. Algunas veces fuí a jugar el partido
de despedida de año que se hacía en la Alquería pero la verdad dañaron ese
lindo programa invitando equipos de afuera no muzulmanes y un encuentro de
viejos amigos lo convirtieron en un campeonato de extraños, lástima; deberíamos
volver a hacer lo de antaño. Hace unos 8 años jugamos un campeonato en el Club
de Suboficiales del Ejército con los hermanos Jairo y Jaime Gasca, el Tigre,
Nuno Arias, Javier Piñeros que se la pasaba con Hernán Ocampo, Mario, Alberto
Rivera, Fernando Alvarezy Jaime Gómez.
Hoy en día, aún lesionado y con nuevas operaciones en las dos rodillas de necio
(o vicioso), juego de vez en cuando con mis cuatro hijos y mis sobrinos.
PATROCINADORES
¿Había alguien que
patrocinaba a los muchachos deportistas en el barrio? ¿Algún padre, vecino o
comerciante? ¿Cómo conseguían uniformes, balón, guayos, etc?
LER: Que yo recuerde, en el barrio no había quien nos
patrocinara. Los papás o nosotros, hacíamos cocacolas bailables y así comprábamos camisetas, así era en elBotafogo. El
apoyo de los papás era muy importante hasta cuando apareció don Alvaro Barreto de
Safa que fue quien nos llevó a jugar a la liga. Los padres, en el caso del
Botafogo, fueron muy importantes, aportaban y hacían fiestas. Era muy lindo
verlos reunidos entre semana en el barrio, viendo como nos sacaban adelante
deportivamente.
ALR: Recuerdo que en Monteblanco Manuel Castro el dueño de la
fama patrocinaba el viejo Bilbao por allá a finales de los60's; a finales de los 70's,Charles, de la cigarrería Charles, también en
Monteblanco, patrocinaba el equipo donde yo jugaba, compuesto por los mismos
jugadores que nos fuimos para el Olaya: Chomelo y Arturo Arias, Chucho Ortíz,
Nuno, Mario y Alberto León, Oscar Murillo, Luis Ruiz. En la salida ustedes se
acordarán de Modelana, que patrocinaba el equipo de su mismo nombre y no
recuerdo más.
LOS CAMPEONATOS
¿Que campeonatos se
jugaban y más o menos en qué temporadas?
LER: Se jugaban 1 o 2 campeonatos al año en el barrio, pero
se que los mayores, jugaron campeonatos interbarrios y les iba bien, con esa
manada de estrellas. Además, la mayoría jugábamos en liga, así fuera unos en
Mayores y otros en Juvenil. Don Alvaro Barreto fue un mecenas, que siempre apoyó
la gente de Muzú, él era el que nos llamaba Muzulmanes, creo que la palabra
viene de ahí.
ALR: Los campeonatos del barrio se jugaban en el Maracaná,
Villasonia, Parqueadero de Monteblanco.
ANECDOTAS
¿Recuerdas algún
incidente lamentable o especialmente divertido ocurrido durante esos
campeonatos?
LER: Normalmente incidentes con la Plaga, el Racing, Peñarol,
mejor dicho con todos, excepto con el Bilbao, el equipo de los buses
Municipales, que eran muy quisquillosos y tropeleros. Con ellos siempre
terminábamos en tremendas peleas, especialmente con el Botafogo, pero nunca
entendí cual era realmente el problema.
Lo que sí le cuento
Connie, al margen del fútbol, es que en la entrada teníamos un grupito y eramos
excelentes peleadores (Jairo Gasca, Pedro Hernández, Ulises Bueno, Edmundo
Ruiz) y bajábamos a buscar problemas cuando salían de clase los del Sergio
Arboleda y Andrés Bello.
Recuerdo que una vez
había una barra que se llamaba Seven Club, que la dirigían Uribe y otro muy
conocido que no me acuerdo, y nos citamos a pelear en la cancha del Sergio
Arboleda. Si no llega la policía, le cuento que nos vamos todos al centro de
salud (que hospital), con las narices rotas y golpes de cadena que ya utilizaba
esa barrita.
Y mencionando los
potreros, LER nos confirma una historia que alguna vez mencionamos cuando
hablábamos del turismo muzulmán:
LER: Una anécdota de la cual pueden dar fe Memo y Nelson
(Gómez), cuando íbamos a nadar a la piscina de los caballos en el Hipódromo de
Techo y salíamos más sucios que cuando entrábamos a "bañarnos "; los
Gómez, Los Gasca, los Ruiz, Lalo León, en fín…
ALR: Hay muchos recuerdos y anécdotas. Cuando cumplí 50 años
hace 4 años me los celebré con un partido en donde reuní a mis hijos, hermanos,
sobrinos, a mis amigos de Muzú, de Centenario y del Banco Cafetero, fue lindo.
Desde entonces, al menos dos veces al año celebramos los cumpleaños con un
partido con los amigos de Muzú y Centenario. Sería muy rico hacer una gran
reunión, por supuesto con futbolito y cervecita. Yo sé, Connie, que tú lo
consigues.
LOS MEJORES RIVALES -
CONFESIONES
¿Cuales eran los mejores
equipos? ¿Cuales eran los rivales más fuertes?
LER: Los mejores equipos para mí, Botafogo, la Plaga y
Racing, sin descartar al Peñarol; jugaban excelente fútbol, y por esta razón,
se presentaban los roces normales en este tipo de partidos, pero hay mucha
lealtad cuando hay buen fútbol.
Con el Bilbao era otro
cuento como ya le comentaba, hasta por fuera de la cancha y entre semana, se
trataban de presentar estos roces, y comoa nosotros si nos retaban pues reaccionábamos y también lo hacíamos
bastante bien con el grupito de amigos a los que nos gustaba pelear, y salir
por la noche a romper vidrios, que nos parecía rico; era un desestrese y corra,
nunca nos cogieron porque donde nos hubieran cogido, nos va pero bien mal.
Connie, se me olvidaba
algo muy importante, mi hermano menor, Danilo Ruiz, fue de los jugadores
últimos por ser el menor que jugó en Safa y terminó su carrera futbolística en
Millonarios, pero como cosa rara, no le gustaba el fútbol tan intensamente como
a nosotros y se perdió un extraordinario jugador. Lástima porque yo iba a verlo
por sus virtudes; traté de llevármelo para el Real Bogotá, pero no, no pude.
Lástima. Una menciòn especial para un jugador contemporáneo de la época de mi
hermano Danilo, es William Sierra que jugó casi toda su carrera en el River
Play de Bogotá cuyo dueño, qué pena con él, se me olvidó el nombre. Qué pena.
NOS DESPEDIMOS...
GR: Espero que estos muy incipientes datos te sirvan para
que elabores, como siempre, un GRAN TRABAJO.
LER: Le comento Connie que sobre este tema podríamos
sentarnos a hablar y escribir días y días y no terminaríamos, no solamente yo,
sino habrá mucha gente de Muzú que aportaría cosas muy importantes. Una de las
cosas más geniales que he visto en esta página es ésto de escribir sobre
nuestro amado fútbol de Muzú.
Esto es lo que recuerdo
de afán, después seguimos recordando, qué rico. Connie estimada, fue tanto el
gusto y los recuerdos que se me vinieron a la mente, que yo creo que todo salió
amontonado porque quería salir todo al tiempo; qué cosa tan agradable fue
recordar, lo volví a vivir como si hubiera sido hoy. Volví a vivir esto.... Ah!
... Ah!... Ah!.. que bacano. Abrazos y gracias.
ALR: Saludos
a todos esos jugadores a quienes admiré mucho y un abrazo para todos los
muzulmanes y sus familias.
Va mi abrazo de
agradecimiento a Gerardo, Luis Edmundo y Alberto ya que su colaboración y su
entusiasmo, fueron los que hicieron posible este pequeño sueño de sentarnos
juntos a recordar los días de buen fútbol en el barrio. Queda planteada la idea de
Alberto de retomar la vieja costumbre de reunirnos entorno a un partido, para
revivir esos lazos de amistad que desde entonces se crearon. Se que unos
cuantos lo vienen haciendo con alguna periodicidad; ¿porqué no pensar en
organizar un campeonato que reúna dos o tres equipos, al menos una vez al
año?A que lo logramos!!! Edición Junio 18 de 2014 Agradecemos a Jaime Alzate por la información que estamos agregamos sobre la historia del Safa, uno de los equipos que hicieron parte de la historia deportiva del barrio. Igualmente agradecemos a Benjamín Pinzón quien facilitó la foto correspondiente. Jaime Alzate: Iniciaba la década de las 60 y la época dorada del fútbol en nuestro barrio estaba en su plenitud, cuando llega el Sr. Alvaro Barreto dueño del Independiente Safa, quien se interesa por la calidad de nuestros jugadores y es así como surte el equipo en todas sus categorías con base en la calidad de nuestros deportistas.
Esta foto corresponde a la categoría infantil en el año 61 aproximadamente, conformado por Muzulmanes de Monte Blanco, Los azules y de la Salida (así se conocían los sectores del barrio).